Adaptación de la novela homónima de David Ebershoff, este melodrama está inspirado en hechos reales, en la vida del pintor danés, Einar Wegener, el primer varón al que se le practicó una operación de cambio de sexo, en el año 1930. A finales de los años 20, la esposa y también artista del pintor, Gerda Wedeger,  le pidió posar a su marido vestida de mujer, ya que no contaba ese día con su modelo. Lo que en principio pareció un juego de disfraces se convirtió en una reivindicación vital de  identidad femenina que llevó a Einar, que tomó el nombre femenino de Lili Elbe, a llegar hasta la mesa de operaciones… Como se imaginarán, La chica danesa  es un largometraje que supone todo un alegato a favor de la causa transexual, es decir, es una nueva muestra de cine de ideología de género como en su momento lo fue Boys don't cry. Cinematográficamente hablando resulta un film fallido. De excesivo metraje, este drama  es aburrido al transmitir escasa emoción y ser excesivamente preciosista. Es decir, parece que el mayor interés del director Tom Hooper era convertir cada imagen en una postal. Eddie Redmayne (ganador del Oscar a mejor actor, el pasado año, por encarnar al científico Stephen Hawking) está sobreactuado y resulta especialmente almibarado  en su faceta de mujer (Lili Elbe), por el contrario está espléndida, en el papel de la esposa "sufridora", Gerda Wedeger, la joven actriz Alicia Vikander. Eso sí, la película, en un constante afán por provocar empatía en el espectador, olvida algunos hechos significativos de la relación de pareja de artistas, como que Gerda fue conocida en su época por su faceta de pintora erótica o que el caso de Einar no fue nada perseguido  puesto que el propio rey de Dinamarca invalidó el matrimonio de los Wegeners en octubre de 1930, e, incluso, el pintor consiguió obtener legalmente el cambio de sexo, y de nombre, y recibió un pasaporte con el nombre de Lili Elbe. Para: Sinceramente no lo sé Juana Samanes