Hay que leer a Esteban Urreiztieta en El Mundo, el pasado miércoles 19 de febrero… y seguirle leyendo después. Está investigando los pagos que la petrolera estatal venezolana, Pedevesa, la principal arma de los comunistas bolivarianos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, realizó al exembajador español en Caracas, Raúl Morodo. Embajador con Zapatero, el gran defensor de Maduro. Por mucho menos de eso, José María Aznar o Mariano Rajoy habrían caído desde el trono de Moncloa a la carretera de La Coruña, para nunca más volver.

Al final, España se ha convertido en una teleraña de chantajes, a veces mutuos. Y no hablo de Villarejo. Pedro Sánchez se ha convertido en rehén de tres personas: ZP, Pablo Iglesias y Quim Torra (o Urkullu, que es lo mismo).

El método es el del PSOE de siempre: si pasa qué importa y si importa qué pasa

Pero les es igual. Han decidido utilizar la técnica favorita del PSOE: ante la corrupción, desfachatez; ante la mentira (cuando te pillan en alguna mentira flagrante), impunidad.

El método conlleva el espíritu eterno del PSOE para reaccionar cuando te pillan en un renuncio: si pasa qué importa y si importa qué pasa.

Sánchez ha roto con la socialdemocracia de Felipe González y ha abrazado la cristofobia de ZP

Observen como desde que consiguieron echar a la derecha del poder, la corrupción ha pasado a un segundo plano, a pesar del vergonzoso caso de los ERE.

Ideológicamente, Sánchez ha roto con la socialdemocracia de Felipe González y ha abrazado la cristofobia de ZP, también conocida como progresismo.