El Gobierno socio-podemita que lidera Pedro Sánchez (ahora desfilando con sus mentiras en el Foro de Davos) insiste en el error de cerrar la energía nuclear, pese a que es una energía barata, que no emite CO2 y que proporciona electricidad de forma estable sin depender del sol, el viento o el agua. Sin embargo, debería escuchar a UGT, que pide ampliar los plazos de cierre por la coyuntura energética; a los verdes finlandeses,... y hasta a Uganda que apuestan por esta energía, y también a otros países que han anunciado que construirán nuevas centrales nucleares (Francia, Reino Unido, Países Bajos, Polonia...) o han retrasado su cierre (Bélgica).

El pasado sábado, la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, se mostró tajante respecto a la posibilidad de ampliar el calendario de cierre progresivo de los siete reactores españoles (2027-2035), que se acordó en la primavera de 2019, y dio un “no” por respuesta. Todo ello a pesar de que Bruselas quiere elevar la producción nuclear, pero menos que la del carbón, al tiempo que reducirá la participación de las centrales de ciclo combinado de gas en el mix energético.

Pedro Hojas (UGT FICA) considera que España debe abordar “soluciones coyunturales” para “ahuyentar el fantasma de la energía cara y del incremento de la pobreza energética”, porque “no es cuestión de precipitarse hacia un suicidio energético colectivo para ser más papistas que el Papa en la Unión Europea”

El Gobierno Sánchez -y especialmente la vicepresidenta ecológica- debería escuchar a UGT -sindicato que tradicionalmente ha estado ligado al PSOE-, que ha pedido ampliar el calendario de cierre de nucleares establecido. En concreto, lo ha solicitado Pedro Hojas, secretario general de la Federación de Industria, Construcción y Agro de UGT (UGT FICA), aludiendo como motivos la “situación energética que existe actualmente en Europa” y la “garantía de suministro que ofrece esta tecnología”. Asimismo, ha subrayado que han hecho una ronda de reuniones con distintos grupos parlamentarios en la que se ha podido recoger “el sentir general” sobre la necesidad de revisar dicho calendario y ampliar los plazos, y entre dichos partidos podrían estar PP, Vox y Ciudadanos, que ya se han manifestado a favor de revisar el calendario de cierres y de ampliar la vida útil de los reactores españoles (en línea con lo que pide la Sociedad Nuclear Española -SNE-). Además, Hojas considera que España debe abordar “soluciones coyunturales” para “ahuyentar el fantasma de la energía cara y del incremento de la pobreza energética”, porque “no es cuestión de precipitarse hacia un suicidio energético colectivo para ser más papistas que el Papa en la Unión Europea”, ha subrayado. Y no se puede olvidar que es un error cerrar los reactores españoles, como insistió hace unas semanas Ignacio Araluce, presidente de Foro Nuclear, porque para sustituir cada gigavatio se necesitan cinco o seis de fotovoltaica.

Paralelamente, se ha dado un cambio histórico en Finlandia, país que defiende a la nuclear como parte de su mix energético. Allí, el Partido Verde ha votado abrumadoramente a favor de adoptar una postura completamente pronuclear en su reunión nacional, convirtiéndose en el primer partido verde en adoptar públicamente la nuclear como energía sostenible. Eso sí, se trata de un apoyo oficial, pues desde hace años, algunos de sus miembros (por ejemplo Atte Harjane) ya eran partidarios de la energía nuclear. Ojalá, también tomaran nota los verdes de Alemania (que forman parte de la coalición del Gobierno Scholz junto a socialdemócratas y liberales), pues dicho país sigue empeñado, como España, en cerrar sus centrales nucleares: empezó este año cerrando tres reactores y a finales apagará los últimos tres, poniendo fin a su energía nuclear, pese a que no emite CO2, mucho antes que a la del carbón, que sigue aumentando al ser su primera fuente de generación eléctrica y que tiene previsto cerrar ¡en 2038!

Y de Finlandia vamos a Francia, donde Emmanuel Macron ha relanzado la nuclear. Ahora, la ministra de Energía de Francia, Agnes Runacher, ha señalado en su primer discurso: “Frente a la emergencia climática, debemos dejar claro que la energía nuclear es una oportunidad para nuestro país y para Europa. Aquellos que dicen lo contrario están poniendo en peligro nuestro futuro”. ¿Habrá oído Ribera las palabras de su homóloga gala? También escucharlas la consejera catalana Teresa Jordà, que quiere adelantar el cierre de los tres reactores catalanes (Ascó I y II, y Vandellós II) a 2027. 

Al mismo tiempo, EEUU y Japón han anunciado una mayor cooperación para abordar la ambición climática a través de la descarbonización y la energía limpia con la ayuda de la nuclear existente y avanzada (incluidos los pequeños reactores modulares -también conocidos como SMR-). Resulta curioso que Japón siga apostando por la nuclear tras el accidente que hubo en la central de Fukushima el 11 de marzo de 2011, después de un gran terremoto que provocó un tsunami, un accidente que sirvió de excusa a la Angela Merkel, en sus tiempos como canciller de Alemania para dar el giro ‘verde’ al país, apostando fuertemente por las renovables y programando el cierre de la nuclear mucho antes que el del carbón.

Por último, destacar que el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA, o bien, IAEA, por sus siglas en inglés), ha señalado que Uganda está preparada para la energía nuclear y respalda el proyecto de construir 2.000 megavatios (MW) nucleares. ¡Bien, por Uganda! Tristemente, en España, Trillo fue la última central en entrar en operación y desde entonces no se ha instalado ni un megavatio nuclear… ni se hará. Precisamente, el pasado día 23 se cumplieron 34 años del acoplamiento de Trillo a la red eléctrica por primera vez. En la actualidad, tiene concedida la renovación de la autorización de explotación hasta el 17 noviembre de 2024... y es previsible que pida prórroga, pues será la última en cerrar (lo hará en 2035, si no hay cambios).