María Martínez, bisnieta del fundador de la Ibense Astur, una heladería original cuyo único problema es que su fundador, alicantino, se instaló ya hace un siglo en Gijón, en lugar de hacerlo en la noble ciudad de Oviedo, capital del Principado, que es muy superior a Gijón... como todos los ovetenses sabemos, nos da a todos una lección de 'management'. Es decir, que estamos hablando de un emprendedor exitoso y encomiable, pero mal aconsejado, a quien conviene escuchar con atención y aconsejarle que se traslade a Oviedo.
En serio: resulta que su bisnieta, María Martínez, al frente de Ibense Astur en 2025, y tal y como contábamos en nuestro último contenido patrocinado concluye de esta guisa: "Abaratar costes no va con nosotros. No creo que nos lleve a buen puerto, porque el reconocimiento público nos hace crecer día a día".
Y ahí me quedo. Supone toda una lección para muchos ceos de multinacionales, para ese gestor típico que entra en una empresa y lo primero que propone es echar a la mitad de la plantilla para reducir costes. No digo que a veces no resulte necesario despedir gente. Ciertamente, el que despide no es un bandido. Ahora bien, lo que distingue a un buen gestor es aumentar los ingresos, no reducir los gastos, porque esto último no es una tarea que no necesite maestros, sólo leguleyos laboralistas y/o (generalmente y) sindicalistas pervertidos.
En resumen, el buen gestor no es el que reduce gastos sino el que aumenta ingresos. Una empresa cerrada no tiene gastos.
Sí, es cierto que reducir ingresos financieros, inmobiliarios o de gestión, e incluso, de personal, puede resultar necesario pero debe ser la excepción, no convertirse en la regla.
En resumen, lo que dice Martínez es de Pero Grullo: el problema es que mal vamos cuando hay que recordar las verdades de Pero Grullo.










