Bélgica marca el camino a España, y más concretamente a la negada vicepresidenta tercera, la ecológica Teresa Ribera, que insiste en cerrar las nucleares. Y es que dicho país ha dado marcha atrás al cierre de dos reactores y ha prorrogado su vida útil 10 años.

El Ejecutivo que dirige Alexander de Croo, quien esta tarde recibirá la visita de Pedro Sánchez (otra parada más en su gira europea, mientras Joe Biden sigue sin tenerle en cuenta en sus llamadas), ha rectificado ante el contexto de caros precios energéticos y la invasión rusa a Ucrania, pues la nuclear aporta el 52% de la electricidad belga.

En concreto, Bélgica cuenta con un total de siete reactores -tres en la central de Tihange y cuatro en la de Doel-, que se construyeron entre 1975 y 1985, y tenían previsto cerrar de forma progresiva entre 2022 y 2025, y sustituirlos por plantas de gas como transición energética. Ahora ha rectificado y no cerrará los reactores Doel 4 y Tihange 3 en 2025, sino que ha prorrogado su vida útil 10 años, por tanto, hasta 2035. Mientras tanto, Alemania ha cerrado tres de sus seis reactores nucleares y dará carpetazo a los otros tres a final de año; y España mantiene el cierre progresivo de sus siete reactores entre 2027 y 2035, aunque desde la Sociedad Nuclear Española (SNE), su presidente, Héctor Dominguis, le ha recordado que “España no puede permitirse el lujo de perder una energía baja en carbono, estable y no dependiente”, y ha lanzado el órdago de que nuestras centrales no sólo no deben cerrar sino que hay que ampliar su vida útil de 40 a 60 años.

España también debe tomar ejemplo de Bélgica en sus medidas para abaratar los precios de la energía: reducciones del IVA del gas y de la luz, y del impuesto especial a los carburantes 

El Ejecutivo que dirige De Croo (una coalición de liberales, socialistas, ecologistas y democristianos) ha tomado una buena decisión, que ha sido aplaudida por la Agencia Internacional de la Energía (AIE), y ahora confían en alcanzar un acuerdo con el grupo francés Engie, que es quien opera las centrales citadas. Eso sí, al mismo tiempo, se ha anunciado un plan de inversión de 1.160 millones de euros para acelerar la transición hacia la neutralidad climática con el que buscan “asegurar el presente e invertir en el futuro”, ha señalado De Croo, apostando fuerte por renovables: quieren cuadruplicar la energía eólica marina, fomentar la energía eólica terrestre, incentivar la renovación y la instalación de paneles solares con una reducción del IVA, aumentar el transporte de mercancías por ferrocarril o suprimir las calefacciones de gas y de fueloil.

Paralelamente, España también debe tomar ejemplo de Bélgica en sus medidas para abaratar los precios de la energía, algo que Sánchez se niega a hacer antes del Consejo Europeo de los días 24 y 25 de marzo y no tomará medidas hasta el próximo 29. Bélgica ha anunciado reducciones fiscales: del IVA del gas al 6% y prolongará la rebaja del IVA de la luz, reducirá el impuesto especial a los carburantes en 0,175 euros por litro y hará rebajas en los repostajes si el precios sobrepasa los 1,7 euros por litro. Además, extenderá la tarifa social hasta septiembre y dará un cheque de 200 euros para los que tengan calefacción de gasóleo. Mientras, España sigue jugando al donde dije digo, digo Diego: ahora descarta limitar el precio de la luz a un tope de 180 euros por megavatio hora, tras no haber logrado apoyo europeo a la propuesta que había planteado junto a Portugal. Desde Unidas Podemos piden fijar dicho tope en 75 euros/MWh y consideran que “la medida fundamental y esencial es acabar los obscenos beneficios caídos del cielo y al Gobierno no le pueden temblar las piernas”.

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