En su visita a España, Sanna Marin, primera ministra de Finlandia y miembro del Partido Socialdemócrata de dicho país, ha dado un tirón de orejas a la política energética de Pedro Sánchez que dirige más directamente Teresa Ribera. Y es que ha defendido que la energía nuclear “es actualmente parte importante del mix energético” de Finlandia “y lo seguirá siendo en el futuro”, y que debe serlo también en la Unión Europea.

Por eso considera que es importante que “en la taxonomía se defina a la nuclear como parte del mix energético europeo”, pues lo es en muchos Estados miembro. Es decir, defiende la transición verde, pero en algunos términos distintos a como lo hace España. Además, ha añadido que Finlandia está a punto de acabar la construcción de un nuevo reactor, el quinto del país nórdico.

Finlandia está a punto de acabar la construcción de un nuevo reactor: el Olkilouto 3, el primer ejemplo que entra en funcionamiento en Europa de los reactores de tercera generación EPR -reactor de agua presurizada-, pues el francés Flamanville 3 se ha vuelto a retrasar

En concreto, se trata de Olkilouto 3 (OL3), que llega con 13 años de retraso y sobrecostes milmillonarios. Este nuevo reactor pertenece a la eléctrica finlandesa Teollisuuden Voima Oy (TVO) y ha sido construido por un consorcio formado por el grupo francés Areva y el alemán Siemens. OL3 es el primer ejemplo que entra en funcionamiento en Europa de los reactores de tercera generación EPR -reactor de agua presurizada-, pues el de Flamanville 3, situado en Francia y que construye EDF, se ha retraso de nuevo (ahora hasta la primavera de 2023), y hay otros dos en China, aunque el de Taishan 1 lleva parado desde el pasado verano por un incidente. Finlandia estima que cuando el OL3 esté en pleno funcionamiento generará el 14% de la electricidad del país, y el nuevo reactor formará parte de la planta nuclear situada en la isla de Olkilouto, que también cuenta con otros dos reactores, pero de agua en ebullición (BWR).

Las palabras de Sanna Marin son una nueva muestra de que la descarbonización no es viable sólo con las renovables, se necesita la nuclear. Conviene destacar que llegan días después de la caradura del Gobierno alemán que dirige el “amigo Olaf” (como le denominó Sánchez) Scholz. Y es que este último se ha quejado ante Bruselas por el proyecto de considerar la energía nuclear como verde, pero al tiempo ha defendido que el gas natural, primera fuente de generación eléctrica de Alemania, sí tenga tal consideración... de forma temporal. Todo ello, mientras Nadia Calviño y Teresa Ribera señalaban que la inclusión de la nuclear y el gas en la taxonomía como energías verdes “envía una señal confusa a los mercados financieros” y “distraería fondos e inversiones que podrían ir a renovables”.