Larry Fink, CEO de BlackRock, primer inversor en la bolsa española, empieza a preocuparse por España. Pobriño
Ya saben que a la multinacional de hemoderivados que controla la familia catalana Grifols le gustan mucho las ventajas fiscales: trasladó su sede operativa a Irlanda en 2015, pasando a gestionar desde allí su tesorería y su negocio principal; y la familia Grifols es dueña del 31,11% del capital a través de cuatro sociedades -una con sede en España (Deria) y las tres restantes (Scranton Enterprises, Ponder Trade y Rodellar Amsterdam Holding, pero esta última podría llamarse ahora Ralledor Holding Spain según los últimos datos de la CNMV) ubicadas en Países Bajos.
Además, Grifols tiene una elevada deuda, que aumentó aún más al tener que incluir la inyección de 840 millones de euros del fondo soberano de Singapur (GIC) y la compra de Biotest, y canceló el dividendo hasta 2024. A finales de septiembre, a la desesperada, la compañía se comprometió a reducir los casi 9.000 millones de deuda, pero sin decir cómo. Son muchos los frentes abiertos para el estadounidense Steven F. Mayer (62 años) presidente ejecutivo, el primero ajeno a la familia, en sustitución de Víctor Grifols Roura (72 años). A las órdenes de Mayer están, por tanto, los dos consejeros delegados (Víctor Grifols Deu y Raimon Grifols Roura, hijo y hermano de Víctor Grifols Roura, respectivamente).
Con el panorama, Grifols comenzaba su crisis, ganando 188 millones hasta septiembre, un 30% menos. Todas estas circunstancias hacen de Grifols una compañía en la que un progresista y comprometido Larry Fink no invertiría o haría todo lo posible por deshacerse de su participación. Pero claro, es que a BlackRock las cosas no le van muy bien y Fink ve peligrar su puesto, y ante la posibilidad de perderlo, se olvida de la sostenibilidad y de las normas de buen gobierno corporativo.
Recuerden que BlackRock, el mayor gestor de activos del mundo y colonizador del Ibex capitaneado por Larry Fink, pinchaba en el segundo trimestre, cuando el beneficio caía un 22% y los ingresos un 6%. Al gran fondo de inversión fundado por Robert S. Kapito y Laurence D. Fink (más conocido como Larry Fink) en 1988, que actualmente ocupan los cargos de presidente y de chairman y CEO, respectivamente, no le está yendo bien.
Recuerden que BlackRock, el mayor gestor de activos del mundo y colonizador del Ibex capitaneado por Larry Fink, pinchaba en el segundo trimestre, cuando el beneficio caía un 22% y los ingresos un 6%
El gran fondo de inversión es el primer accionista de Repsol (5,475%), BBVA (5,48%), Banco Santander (5,426%), Telefónica (4,983%) y Amadeus (6,153%). Asimismo, es el segundo accionista de Iberdrola (5,251%), donde su presidente y CEO, Ignacio S. Galán, ha descubierto que Fink ya no es amigo porque no hace otra cosa que exigirle que nombre a un primer ejecutivo. También está presente en otras muchas compañías del Ibex: Enagás (3,833%), Redeia -antigua Red Eléctrica- (3,47%), ACS (5,373%), AENA (3,071%), Colonial (3,595%), Merlin Properties (3,996%), Banco Sabadell (4,610%), Caixabank (3,211%), Cellnex (5,207%), Ferrovial (3,133%), Grifols (3,532%), Siemens Gamesa (3,739%) y Solaria (3,821%).
Pero, sorprendentemente, BlackRock ha notificado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) un aumento de su posición en Grifols con el que alcanza el 3,83% de las acciones. Fink ya tenía el 3,59% de la compañía, pero ha aprovechado que Grifols caía el martes un 5,64% en bolsa, cerrando la jornada con un descenso del 5,09%, lo que la colobaca en la cola del Ibex35, para aumentar su participación en la multinacional de hemoderivados, incrementado su posición en 0,24 puntos, un paquete valorado a precios del mercado en torno a los 10 millones de euros. Además, la firma dirigida por Larry Fink tiene prestados a otros inversores más de tres millones de papeles de la empresa, equivalentes al 0,8% del capital.
O dicho en otras palabras, Larry Fink vuelve a donde nació: a la especulación. Aprovecha que una empresa anda a la baja -caso de Grifols- para comprar barato... y luego vender caro...
O dicho en otras palabras, Larry Fink vuelve a donde nació: a la especulación. Aprovecha que una empresa anda a la baja -caso de Grifols- para comprar barato... y luego vender caro... En un sector, además, que no es propio de BlakcRock. Ya en primavera, Fink sorprendió a los Ceos de la empresa donde invierte -y que están hartos de sus monsergas pero tienen que soportarlas- que lo de la sostenibilidad del planeta tierra continúa siendo un objetivo fundamental pero que no es el único, así que, que hicieran el favor de mostrar mayor sensibilidad hacia la rentabilidad, propiamente dicha.
Recuerden que Fink es uno de los elementos destacados del Nuevo Orden Mundial (NOM). Progresista donde los haya y el principal inversor del Ibex... pero le gusta el dinero. Nadie esperaba otra cosa pero molesta que predique algo y haga lo contrario en cuanto las cosas vienen mal dadas.