Energías de Portugal (EDP) ha salvado una vez más sus números por su joya de la corona y filial verde (EDP Renovables, con sede en Oviedo y de la que controla el 74,98% del capital), como se ha podido ver en sus resultados de 2022. Y por cierto, su acogida bursátil ha sido algo particular, como sucedió hace unos días con Acciona y su filial de renovables (Acciona Energía): EDP baja un 2%, mientras EDPR sube casi un 4%, sin olvidar que está última vale en bolsa más de 19.130 millones de euros, frente a los 18.250 millones de la matriz con sede en Lisboa. Claro que no sólo hay noticias por las cifras, sino también porque contenta a China Three Gorges (CTG) y a los fondos de inversión presentes en su accionariado (entre ellos, BlackRock), pues elevará y forzará el dividendo hasta llegar a un pay out del 60-70% en 2026, en línea con lo que se ha visto en otras compañías (por ejemplo, en Naturgy), pues los fondos exigen... y mucho.

La energética portuguesa que tiene como presidente y CEO a Miguel Stilwell (quien tiene los mismos en EDPR) ha logrado cerrar un buen año 2022, pese a las pérdidas en Portugal (-257 millones) por la fuerte sequía y la devaluación de las centrales térmicas, gracias a EDPR. Y es que ha logrado un beneficio neto reportado de 679 millones de euros (+3%) y uno recurrente de 871 millones (+6%) del que la filial de renovables ha aportado 671 millones (+2%), un aumento de ganancias frente al descenso del 18% registrado en 2021. Asimismo, EDP ha obtenido un resultado bruto de explotación -ebitda- de 4.522 millones (+22%), del que su joya de la corona ha contribuido con 2.157 millones (+23%) y unos ingresos de 2.400 millones (+35%). Pero ojo, porque la deuda ha continuado creciendo, como se vio en los nueve primeros meses, y ha alcanzado los 13.223 millones (+14%) al cierre de año, de los que 4.900 corresponden a EDPR. 

Acelera inversiones a 25.000 millones... que hay que financiar: contribuirán los ingresos y plusvalías de la rotación de activos, pero también lanzará una opa sobre EDP Brasil para hacerse con el 43,95% que no controla y excluirla de bolsa, la cual financiará con una ampliación de capital de 1.000 millones. Y en paralelo, habrá otra ampliación de capital en EDPR

Claro que los resultados de 2022 han quedado en un segundo ante la actualización de la estrategia al presentar el Plan de Negocio 2023-2026, que se puede resumir en mayores dividendos y en aceleración de las inversiones. La energética portuguesa tendrá una nueva política de dividendos con el objetivo de llegar a un pay out del 60-70% y a un aumento del dividendo mínimo a 0,20 euros por acción en 2026. Algo que contentará a los chinos de CTG (primer accionista al controlar un 21,08% del capital) y parece una compensación tras el fracaso de su opa hace unos años y las pegas de Bruselas, pero también hará felices a los fondos presentes en su accionariado, destacando: BlackRock, Oppidum Capital -propiedad de la familia Masaveu y Liberbank (actual Unicaja tras su fusión)- y el canadiense CPPIB.

Las inversiones de 25.000 millones hasta 2026 se traducirán en 6.200 millones de inversiones brutas al año, un 30% más respecto al anterior plan, y se repartirán entre 21.000 millones en renovables y 4.000 millones en redes eléctricas. En renovables, se invertirá el 40% en eólica terrestre, otro 40% en solar fotovoltaica a escala comercial, 12% en generación solar distribuida, 5% en eólica marina y el 3% restante en almacenamiento e hidrógeno (por ejemplo, tiene un acuerdo con Cepsa en la ruina del hidrógeno verde para impulsar su Valle Andaluz); y todo ello para alcanzar 33.000 megavatios (MW) de capacidad instalada renovable en 2026 y más de 50.000 MW en 2030 (año en el que quiere ser neutra en carbono). Asimismo, prevé un ebitda recurrente de 5.700 millones y un beneficio neto recurrente de 1.400-1.500 millones en 2026. Inversiones que hay que financiar, algo en lo que contribuirá la rotación de activos de 20.000 millones de la última década con la que espera alcanzar 7.000 millones en ingresos y plusvalías, pero también otras operaciones. EDP lanzará una opa sobre la filial EDP Brasil para hacerse con el 43,95% que poseen los accionistas minoritarios y excluirla de bolsa, algo similar a lo que ha hecho Siemens Energy con Siemens Gamesa; y financiará la oferta con fondos propios que captará de una ampliación de capital de 1.000 millones, de la que los chinos de CTG, el fondo soberano de Abu Dabi (ADIA) y el fondo soberano de Singapur (GIC) aportarán 600 millones. Y en paralelo, habrá otra ampliación de capital en EDPR, de la que Lisson Grove Investment Pte Ltd, filial de GIC, se ha comprometido a suscribir unos 1.000 millones.

Y por cierto, conviene recordar que la energética portuguesa, al igual que Iberdrola, ha pedido más seguridad jurídica en España