Este miércoles, el mercado no ha aplaudido los resultados récord de Naturgy porque considera que son producto de la situación energética excepcional. En rueda de prensa, su presidente y CEO, Francisco Reynés, ha aludido en varias ocasiones a la alta volatilidad del mercado, así como a la contribución a la garantía de suministro y las abundantes medidas regulatorias tanto en España como en el resto de Europa. Eso sí, un año más, ha forzado el dividendo hasta 1,20 euros por acción, proponiendo uno complementario, lo que supondrá un pay out del 70%. Cifra que no está nada mal y hasta es rumbosa para los accionistas... que son “más de 100.000 aparte de los de referencia”, ha subrayado Reynés, destacando que es “continuista y en línea con el plan”, incluso inferior a la contemplada en el Plan Estratégico 2021-2025 (un promedio de un pay out del 85%). 

Un elevado pay out en el que se reflejan las exigencias de los fondos CVC, GIP e IFM, las cuales empiezan a resultar una pesada carga para Naturgy... sobre todo a la hora de poder realizar mayores inversiones, las cuales son clave en el proceso de transición energética. Y eso que Reynés ha destacado que de los 4.300 millones de euros del flujo de caja de operaciones, se han destinado 1.907 millones a capex (o sea, a inversiones), 1.200 millones a dividendo, 800 millones a reducir deuda y 400 millones a otros aspectos. En 2021, la partida dedicada a dividendos fue de 1.278 millones y en 2022 ha rondado los 1.200 millones, así que se ha mantenido en la misma línea.

De cara a este año, Naturgy prevé unas inversiones de unos 2.700 millones, un 50% superiores a las de 2022, y unos 1.700 millones irán a parar a renovables

Por su parte, las inversiones de 2022 se han situado en 1.907 millones, casi un 30% más que el año anterior, que se han centrado en la transición energética y mantenimiento de las redes. De esta partida, 800 millones han ido a parar a las renovables, 500 millones a las redes de electricidad, 300 millones a las redes de gas y 200 millones a la gestión de energía. Es decir, se han destinado “dos tercios a crecer orgánicamente y un tercio a mantener infraestructuras”, ha explicado Reynés, añadiendo que han crecido “por la generación de caja y la priorización de que esa caja vaya a inversiones por encima de cualquier otro destino”. De cara a este año, Naturgy prevé unas inversiones de unos 2.700 millones, un 50% superiores a las de 2022, y unos 1.700 millones irán a parar a renovables. Recuerden que en el Plan Estratégico 2021-2025, que actualizó el anterior de 2018-2022, Naturgy prevé unas inversiones totales de unos 14.000 millones... así que parece que tendrá que ir acelerando los próximos años para acercarse a dicho objetivo. 

En 2022 parte de la caja generada también ha ido a desapalancamiento. Así, la deuda neta ha bajado de los 12.831 millones de 2021 a 12.070 millones, y gracias al alto nivel de ebitda, el ratio de deuda neta sobre ebitda ha pasado de 3,6 veces a 2,4.

En estos tiempos en que Naturgy ha tenido beneficios récord, que incluso se han criticado en RTVE, que ya saben que es la voz de su amo (o sea, el Gobierno Sánchez), y que desde el Ejecutivo se ha cargado contra bastantes compañías, Reynés afirma: “espero que ningún gobierno ataque nunca a ninguna empresa porque estas están para contribuir con salarios, empleos...”

Respecto al nombramiento de un CEO, como ha hecho Ignacio S. Galán en Iberdrola, Reynés ha mostrado “todos los respetos a la política de Iberdrola” y ha recordado que “sobre todo deciden los accionistas”. Asimismo, ha destacado que la separación entre funciones ejecutivas y no ejecutivas no se hace igual en todas las compañías y que en Naturgy, “el 80% del capital se sienta en el Consejo de Administración”. Un órgano que “tiene que decir si opto o no a la renovación” de cara a la próxima Junta de Accionistas, y “mi ilusión sería poder seguir un tiempo más y trabajando con este equipo”, ha apuntado.

En estos tiempos en que Naturgy ha tenido beneficios récord, que incluso se han criticado en RTVE, que ya saben que es la voz de su amo (o sea, el Gobierno Sánchez), y que desde el Ejecutivo se ha cargado contra bastantes compañías, Reynés ha afirmado: “espero que ningún gobierno ataque nunca a ninguna empresa porque estas están para contribuir con salarios, empleos... espero que solo se deba a la coyuntura”. Respecto al nuevo impuesto a las energéticas, estima que tendrá un impacto de unos 300 millones para la compañía y el Consejo aún debe decidir si lo recurre o no ante los tribunales. Eso sí, Naturgy no sólo paga este, sino “más de 1.000 millones de impuestos”, ha añadido.

En relación a Argelia, Reynés está convencido de que no peligra la relación con Sonatrach por varios motivos: Naturgy es un cliente muy confiable suyo desde hace tiempo, el contrato empezó hace 25 años y le quedan otros 10 de vigencia, y es un contrato take or pay (es decir, de compra garantizada, que obliga al comprador a adquirir una cantidad mínima del producto o servicio) de miles de millones; Sonatrach es accionista de Naturgy, con un 4% y como el resto está comprometido con la compañía; son socios en el gasoducto Medgaz (el único por el que ahora entra gas argelino a España); y somos competidores en comercialización mayorista en España. Eso sí, pese a la buena relación, la negociación no va a ser fácil, como no lo fue la de 2022, que terminó con acuerdo incluyendo subida de precio. 

Y por cierto, el Consejo de Administración ha dedicido por unanimidad no dar resultados cada trimestre, sino hacerlo de forma semestral, algo que permite la CNMV en contra de la transparencia empresarial y a lo que también se ha acogido Acciona y Acciona Energía. Eso sí, Reynés ha defendido que consideran que así protegan al mercado de una transparencia falsa.