La noruega Gro Harlem Brundtland fue directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de 1998 a 2003. Durante su mandato, esta organización de la ONU se sumó a todos los postulados del Nuevo Orden Mundial, es decir, aborto, ideología de género en todas sus vertientes, etc.

En ese contexto, el Vaticano no pertenecía a la OMS, ni tan siquiera como estado observador, es decir, con voz pero sin voto (como está en la ONU actualmente).

Así las cosas, la diplomacia vaticana ha considerado de gran importancia entrar a formar parte de la OMS como estado observador, es decir, con voz pero sin voto.

Todo este preámbulo sirve para contextualizar que “el lunes 31 de mayo de 2021, la Asamblea Mundial de la Salud ha adoptado por consenso, la Resolución ‘Participación de la Santa Sede en la Organización Mundial de la Salud’ presentada por Italia, con la cual se formaliza la participación de la Santa Sede en los trabajos de la Organización Mundial de la Salud, en calidad de Estado no miembro Observador”,  recogió Vatican News.

Así lo ha informó la sala de prensa de la Santa Sede mediante un comunicado de prensa, en el que también contó que esta decisión “manifiesta la relación que la Santa Sede mantiene de modo continuado con esta Organización desde el año 1953”, ya que ese año, de hecho, la Santa Sede comenzó a participar en las sesiones de la Asamblea Mundial de la Salud como observador ad casum, a raíz de las invitaciones especiales del director general de la OMS. Por otro lado, el comunicado también testimonia “el compromiso de la familia de las naciones para afrontar, a través del diálogo y la solidaridad internacional, los desafíos globales de la salud que afligen a la humanidad”.

Manifiesta la relación que la Santa Sede mantiene de modo continuado con esta Organización desde el año 1953

La resolución ‘Participación de la Santa Sede en la Organización Mundial de la Salud’, presentada por Italia, fue adoptada por consenso por la Asamblea Mundial de la Salud. Fue copatrocinada por 71 países de todas las zonas geográficas del mundo: Albania, Argelia, Andorra, Angola, Arabia Saudí, Argentina, Armenia, Austria, Bahrein, Bangladesh, Bélgica, Botsuana, Brasil, Bulgaria, Cabo Verde, Chile, Colombia, Costa Rica, Croacia, Chipre, Ecuador, Egipto, El Salvador, Emiratos Árabes Unidos, Eswatini, Filipinas, Georgia, Alemania, Japón, Grecia, Guatemala, Haití, India, Indonesia, Irlanda, Italia, Kenia, Kuwait, Letonia, Líbano, Lituania, Madagascar, Malta, Marruecos, Mónaco, Montenegro, Mozambique, Namibia, Nicaragua, Omán, Pakistán, Panamá, Perú, Polonia, Portugal, Qatar, República Checa, República de Corea, República Dominicana, Rumanía, San Marino, Senegal, Sierra Leona, Singapur, Eslovaquia, Eslovenia, Sudáfrica, Sri Lanka, Turkmenistán, Ucrania, Hungría, Vanuatu.

¿Y España, dónde estaba? A por uvas, como siempre…

Se trata -se lee en una nota del gobierno italiano- de un reconocimiento del importante papel que desempeña la Santa Sede en el ámbito humanitario y sanitario, especialmente en los países en desarrollo y, más recientemente, en la lucha contra la pandemia. "Estoy convencido de que la Santa Sede -declara el Ministro de Asuntos Exteriores italiano Luigi di Maio- que lleva años prestando ayuda a través de las organizaciones de la Iglesia Católica a millones de personas necesitadas en todo el mundo, aportará un valioso valor añadido a la Organización Mundial de la Salud y reforzará aún más el espíritu de solidaridad a nivel mundial. Será de gran inspiración para todos los Estados miembros".

Y seguro que esta incorporación de la Santa Sede a la OMS ha suscitado el mosqueo del Nuevo Orden Mundial, empeñado en extender políticas contrarias a la ley natural.