Qatar le tiende la mano a Turquía y anuncia una inversión en el país de 15.000 millones de dólares para paliar la crisis financiera en la que se encuentra sumergido. Erdogan, que rechazó las propuestas de aprobar una intervención del Fondo Monetario Internacional (FMI), acepta de buen grado la ayuda mientras marca distancias con EEUU.

El miércoles, Fuhat Oktay, vicepresidente turco, publicó un mensaje en Twitter en el que comunicaba quecontra los ataques económicamente conscientes de la administración de los Estados Unidos, en el marco de la reciprocidad, se han aumentado las tasas impositivas en las importaciones de determinados productos”. Entre la subida de estos aranceles destacan el 120% en coches, 140% en bebidas alcohólicas y 60% en hojas de humo, además, las tasas afectan a otros productos como arroz y cosméticos.

Las relaciones diplomáticas entre Turquía y Estados Unidos peligran

Trump no ha tardado en responder, publicando un tuit en el que afirma que “nuestro país se construyó sobre aranceles, y los aranceles ahora nos llevan a grandes nuevos acuerdos comerciales”, y añade “a otros países no se les debería permitir entrar y robar la riqueza de nuestra gran U.S.A. ¡Ya no!”. Queda patente lo que puede ser el principio de una nueva organización de alianzas internacionales.

Ibrahim Kalin, portavoz presidencial turco, también hizo uso de la misma red social al publicar ayer que “las relaciones turco-qataríes se basan en sólidos cimientos de verdadera amistad y solidaridad”. Amistad… y enemistad hacia los norteamericanos.

Así, Turquía se aleja, aún más, de los que en su día -Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Egipto- bloquearon a Qatar alegando que financiaba el terrorismo, por lo que ponía en peligro la estabilidad de la zona. Cabe mencionar que estos países recibieron el apoyo de Trump. Por su parte, Irán ofreció su ayuda a Qatar.