La de este miércoles va a ser la Junta de Accionistas más difícil del presidente del consejo de supervisión de Deutsche Bank, Paul Achleitner. Y es que, en vísperas de la reunión, algunos de los inversores principales han pedido un plan de sucesión para relevarle al frente de la entidad, a pesar de que su mandato tiene vigencia hasta 2022.

No están contentos con la evolución de la entidad, que desde la última Junta ha perdido un 36% de su valor en bolsa. Al parecer, los resultados del primer trimestre no han convencido a los analistas. Deutsche Bank aumentó el beneficio un 48% más, pero gracias al recorte de costes y no al crecimiento del negocio.

La ruptura de las negociaciones para una fusión con Commerzbank también ha marcado estas últimas semanas previas a la Junta. Sí, la cotización del banco subió con el anuncio de divorcio, pero dejó en el aire el futuro de su división de banca de inversión.

En España, la entidad ha pasado por varias fases en los últimos años. Pasó de ser uno de los bancos de referencia para rentas altas, a estar disponible para la venta. Pero nadie estaba dispuesto a pagar lo que pedían y desde Fráncfort dieron marcha atrás a la decisión. Actualmente, la estrategia de la entidad pasa por vender las oficinas -los inmuebles- bajo el modelo de lease & back (vender y permanecer como inquilino). En 2018 aplicó este sistema en 24 oficinas, el 13% del total, lo que le aportó un beneficio de 11 millones de euros.