La formación de los altos cargos del Gobierno de Pedro Sánchez es de lo más dispar pero bajo el denominador común de la mediocridad. Como suele ser habitual en la izquierda, abundan abogados, jueces y fiscales; también hay bastantes licenciados en Ciencias Económicas y Empresariales (como su jefe), unos cuantos ingenieros, diplomáticos y… hasta periodistas, geógrafos e historiadores, médicas, filósofos, una química, otra bióloga y una trabajadora social, entre otros. 

Hay algunos Técnicos Comerciales y Economistas del Estado -aunque menos que en el Gobierno Rajoy-, y miembros del Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado -este colectivo es más propio de la izquierda- pero ningún Abogado del Estado. Así se puede comprobar en las biografías de los ministros remitidas por Moncloa y en las de los secretarios de Estado que ha recopilado en un informe el gabinete de consultoría Estudio de Comunicación. 

Entre los ministros, destacan: dos ingenieros aeronáuticos (Josep Borrell y Pedro Duque), dos jueces (Fernando Grande-Marlaska y Margarita Robles), una fiscal (Dolores Delgado), ocho licenciados en Derecho... sin más (Teresa Ribera, Meritxell Batet, Magdalena Valerio, Isabel Celaá, Luis Planas, Robles y Delgado, y Carmen Calvo en Derecho Público y Grande-Marlaska en Derecho Económico). En el Gabinete Sánchez, también hay dos médicas (María Jesús Montero y Carmen Montón, ambas de escasa carrera profesional), una Técnico Comercial y Economista del Estado (Nadia Calviño, probablemnte el currículo más comparable con el nivel del Gobierno Rajoy), un filólogo (José Guirao) y hasta un maestro sin mayor especialización (José Luis Ábalos), entre otros.

Respecto a los secretarios de Estado, sólo encontramos a un ingeniero (José Domínguez) a dos Técnicos Comerciales y Economistas del Estado (Ana de la Cueva y Xiana Margarida Méndez) y a un funcionario del Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado (José Antonio Benedicto). Pero volvemos a ver a muchos licenciados en Derecho (en concreto, a siete), en Ciencias Económicas y Empresariales (tres), en Geografía e Historia (dos) e incluso, en Trabajo Social, Biología, Filosofía y Letras, por ejemplo. Y como excepción a la mediocridad, encontramos a dos catedráticos: en Química y Física, Ángeles Heras, secretaria de Estado de Universidades, Investigación, Desarrollo e Innovación; y en Derecho Constitucional, José Antonio Montilla, secretario de Estado de Relaciones con las Cortes. 

Pero además de la curiosa mezcla, Sánchez no se ha olvidado de ajustar cuentas con Zapatero, Rubalcaba y Felipe González por haberse puesto del lado de Susana Díaz en las Primarias del PSOE del año pasado. Y por si esto no bastara, también se ha alejado bastante del socialismo andaluz, excepto en Hacienda, prefiriendo a gente catalana, valenciana, madrileña, vasca o castellana.

Hablamos de Hacienda como excepción porque es donde Sánchez ha permitido lo que podemos denominar ‘la cuota andaluza’. La ministra María Jesús Montero ha formado su propio equipo y lo ha hecho con gente de su tierra: Inés María Bardón para la Secretaría de Estado de Hacienda, María José Gualda en la de Presupuestos y Gastos, María del Pilar Paneque como subsecretaria de Hacienda y Carlos Moreno como director del Gabienete de la ministra. A estos se unen: el santanderino José Antonio Benedicto como secretario de Estado de Función Pública y el extremeño José Ignacio Sánchez para Política Territorial.

No, no es para tirar cohetes.