La furia cristófoba y el veneno cristianófobo se han convertido en el signo de nuestro tiempo. Ha llegado el momento en que, quien le quite la vida a un católico, pensará que le está haciendo un servicio a Dios. 

Llegará un momento en el que todo el que os quite la vida pensará que le está prestando un servicio a Dios

Para tomar aliento, les aconsejo que se lean este documentado informe. El empeño, ya durante los primeros minutos, en desligar el incendio de Notre Dame de la cadena de atentados blasfemos contra templos cristianos, resultaba sospechoso.

Mientras, la ONU pretende ilegalizar a la Iglesia

Y qué decir de Ceilán, donde tal parece que, como en la parodia de Pepe Mota, una persona mató a otras que estaban reunidas en algún sitio, para no se sabe exactamente el qué. Todo para evitar decir lo que realmente ocurrió: fanáticos musulmanes asesinan a cristianos en iglesias y a occidentales (ya saben cruzados cristianos) en hoteles.

Y el incendio de Notre Dame se desvincula de la cadena de atentados contra templos católicos en Europa

Mientras, el Nuevo Orden Mundial (NOM) a través de su instrumento predilecto, Naciones Unidas, pretende simplemente acusar a la Iglesia de delitos de odio, paso previo a su ilegalización… en nombre de los derechos humanos, que tiene bemoles la copla.

Lo de Ceilán fue una “cadena de atentados”… casualmente perpetrados por musulmanes contra católicos, que celebraban la misa en iglesias católicas

En cualquier caso, esta ola cristófoba y viscosa que invade el mundo tiene dos raíces: por un lado los islámicos, por otro, los cristianos tibios. Los primeros son violentos pero no tienen otro poder que el de la sangre. Los tibios, sin embargo, son especialistas en la persecución silenciosa.  

Mucho más peligrosos los segundos que los primeros.