El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos aprovechó, el pasado martes, un Congreso sobre seguros para exigir a los lideres políticos españoles reformas ante la crisis económica que viene.

Los políticos españoles no hablan de economía: están pendientes de las encuestas. Es decir, de sí mismos

No especificó cuáles, entre otras cosas porque Hernández de Cos es más capitalista que liberal, está más preocupado por la empresa privada que por la propiedad privada, más preocupado de los mercados financieros que de las familias.

Sí, capitalismo y liberalismo no son la misma cosa. Por ejemplo, un carterista puede ser un gran defensor de los mercados privados pero nunca se le podrá considerar un defensor de la propiedad privada.

Si hubiera entrado en faena, si Hernández de Cos hubiera concretado las reformas urgentes que precisa la economía española, habría sugerido alargar la edad de jubilación y fomentar las pensiones privadas -sí a lo primero, no a lo segundo-, salarios bajos y despido libre –no a lo primero, sí a lo segundo-, así como la reducción de servicios públicos, porque el actual Estado del Bienestar, que Pedro Sánchez pretende ensanchar –y financiar con un sablazo fiscal de no te menees, Fernanda- resulta, para el gobernador y para cualquier persona con sentido común, sencillamente insostenible.

Pero lo cierto es que la economía española se enfrenta a un problema, más acuciante que todos los demás: el envejecimiento de su población y, a corto plazo, ya mismo, la imposibilidad de mantener el actual sistema de pensiones, que, encima, el cabeza hueca de Sánchez se empeña en mantener y aumentar. Algo que no podrá hacer pero como promesa electoral queda muy aparente.

Urge legislar –aunque aumenta el gasto, un salario maternal que compense a la mujer que decide dedicarse a la crianza y educación de sus hijos, sobre todo a los padres de familia numerosa -sí, todavía existe alguna- que son los elementos –sobe todo la elementas- más generosos de esta sociedad de viejos.

Cos tiene más de capitalista que de liberal. Está contra el Estado pero no está claro que esté con la propiedad privada

En resumen, La España anciana, marca de fábrica de la actual economía española, necesita hijos, necesita un salario maternal hasta los 18 años de edad, aunque esto aumente el déficit público. Necesita, al mismo tiempo, retrasar la edad de jubilación para aliviar la carga de pagar cada mes 9.700 millones de euros por 14 mensualidades, a más de nueve millones de pensionistas… y sólo me refiero a pensiones contributivas.

Pero los líderes políticos ni hablan de economía: están pendientes de las encuestas. Es decir, de sí mismos.