Se emborrachan de poder y empiezan a decir bobadas. Ya tenemos un nuevo líder sindical, un nuevo ‘Cojo Manteca’. Se llama Alberto Álvarez (en la imagen). Nombre de guerra: Tito. Portavoz de Élite Taxi, que no es un grupo profesional, sino un grupo protestón, habla de Barcelona como un separatista cualquiera: como el centro del mundo.

Pero hay algo peor: Tito es un proletario que actúa como un podemita. Es más, está proletarizando aún más el mudo del taxi que siempre fue de pequeños propietarios. Con ello, encima, hace que el taxi se parezca cada día más a UBER y Cabify. ¿Cómo es posible que un taxista autónomo se deje representar por el ‘Tito’?

Álvarez es ejemplo vivo del daño que pueden hacer la nueva figura social del sindicalista-activista

Este es el problema: UBER representa al capitalismo lleno de proletarios. Pero lleno de trabajadores que en algunos casos corren el riesgo de los propietarios pero con horizonte y salarios de proletarios. El taxista, era, que no es, un grupo de pequeños propietarios, hombres libres que trabajaban mucho para hacer rendir su propiedad. Por eso los taxistas no gustaban de los sindicatos.

Pero nuestro Tito Álvarez es un taxista proletario dispuesto a montar bronca a cualquier nivel. En cuanto en una cámara y un micrófono se convierte en el mejor de los activistas y galvaniza a las masas enardecidas.

Tito Álvarez amenaza con paralizar la economía nacional. Así, para romper el hielo. Su negociación toma forma de chantaje: o me firman el 30 por 1 antes del Consejo de Ministros del viernes o se intensificarán las huelgas. Golpea donde más duele: paralizando estaciones y aeropuertos en un país volcado en el turismo. Paraliza las calles con protestas ilegales donde utiliza a los ciudadanos, comerciantes, etc, como rehenes. Blasfema ante las masas enardecidas y mantiene ese cinismo pacifista que se está convirtiendo en moda en el separatismo catalán: condenamos la violencia sí, pero si unos energúmenos, perdón, compañeros, comienza a golpear un automóvil donde viaja una niña, conste que los excesos de esos compañeros son culpa del sistema. En particular, del sistema concretado en el Gobierno de Madrid. Y por qué será que este tipo de movimientos se convierten tan a menudo en vivero de energúmenos.

Lo peor es que, con esto, los taxistas están perdiendo su razón de ser: su carácter de pequeña propiedad privada

Y, como digo, todo ello blasfemando, porque a este nuevo líder, al Tito, no podía faltarle de nada.

Estamos ante el nuevo arquetipo de sindicalista-activista, entronizado en pocas hora por mor de los cámaras de televisión. Un líder que en una semana puede hacer mucho daño y que, si fuera posible, dará el salto a líder político porque aquí, en política, ya se cobra mucho dinero.

Por de pronto, nuestro ‘Tito Manteca’ ya ha conseguido centrar el debate en el nivel de protección que el Gobierno debe conceder a un sector, el taxi, frente a otro, el VTC. Cuando de lo que se trata es de defender el carácter de pequeña propiedad privada del taxi. Pero la propiedad privada, raíz de la libertad personal, le importa muy poco al proletario y activista Alberto ‘Tito’ Álvarez.