Colombia sigue sufriendo el largo conflicto civil y sus consecuencias, y hasta el Ejército comete barbaridades. De hecho, 118 soldados han sido investigados desde 2016 por “presuntos actos sexuales abusivos y violentos contra menores de edad”, ha señalado el Comandante del Ejército, el general Eduardo Enrique Zapateiro, en una rueda de prensa telemática.

Unos hechos deleznables que ocurrieron desde 2016, el mismo año en que el Gobierno firmó la paz con las FARC (un pacto de igual a igual que incluso permitió a la guerrilla entrar en política). De estos 118 soldados, 45 ya han sido retirados, pero los otros 73 siguen activos y están en revisión. Entre los casos que se han investigado está la violación por dos soldados a una niña de 15 años de la tribu nómada nukak makú, ocurrido en septiembre de 2019 en el departamento de Guaviare, y la violación colectiva a mediados de junio por siete soldados de una niña de 12 años de la etnia embera-chamí en el departamento de Risaralda. Así que los indígenas no sólo habrían sufrido bestialidades por parte de los distintos grupos armados, sino también del Ejército.

Todo esto sucede en un país que llevaba más de 50 años de conflicto, donde sigue habiendo grupos armados. Recientemente, se ha conocido que desde abril, 47 miembros del Ejército de Liberación Nacional (ELN) han entregado las armas en el departamento de Cauca. Y el alto comisionado para la paz, Miguel Ceballos, han invitado al resto de miembros del ELN, del Clan del Golfo, de los Caparros, Pelusos y disidencias de las FARC “que den el paso a la legalidad, preserven sus vidas y las de sus familias”.