Caixabank presenta sus resultados correspondientes al ejercicio 2019. Su presidente, Jordi Gual, pide al nuevo gobierno que promulgue medidas que mejoren la “confianza”. Cuando se le pide que concrete, lo hace de forma diplomática y finísima: asegura que, en contención del déficit, ni a Podemos -ni al PSOE- les dejará Europa meter las zarpas.

Y un aviso para el océano de liquidez: el dinero regalado funciona para reactivar la economía pero cuando estamos en tipos negativos ya no se reactiva nada de nada.

Y la traca final: no van a subir los tipos hasta mediados del 2021 y de forma clara hasta 2024. Para entonces, todos calvos y alguno muerto.

Pero hay una carga de profundidad añadida: la gente -asegura Gual- ya no confía en los sistemas políticos y económicos. Como tampoco el empresario confía en el político y éste considera a la empresa un ente pagador de impuestos. Esto va a ser el crepúsculo de las ideologías y esperemos que no sea la noche de las ideas.

Dirigido al Gobierno: “un impuesto” especial para la banca “no tiene sentido”

Impuesto bancario. Ahí sí entra el presidente de Caixabank, para quien no tiene sentido que las empresas grandes paguen más que las pequeñas -cuidado, don Jordi: eso sí que puede tener sentido- o que las empresas financieras paguen más que las industriales. De hecho, lo que olvida la progresía económica de Podemos es que cuando un banco se quema algo tuyo se quema. Conviene no forzar la situaciones.

Para reseñar, también, su definición sobre Telefónica, donde Caixabank (5%) no piensa ni comprar ni vender y donde Criteria (1,5%) no comprará ni venderá: “una gran empresa con un problema de cotización”.

Más que de cotización, uno diría que es de percepción. Todas las telecos están infravaloradas por una razón: nadie sabe cuál va a ser el sistema de transmisión de información para dentro de 10 años. Y esto es un problema en origen, una definición de origen más necesaria, aún, en telecos que en el indefinido sector bancario.

Otrosí, preguntado por la solución de Catalunya el presidente de Caixabank, un tanto harto de la situación en la región, bautiza un nuevo partido: Ezquerra Democrática de Catalunya… “sería muy divertido”. Cuidado presidente: los indepes carecen de sentido del humor.

El presidente de Caixabank bautiza un nuevo partido: Ezquerra Democrática de Catalunya... "sería muy divertido"

Y lo último: Gual no quiere fusiones. Lógico. Lo que en Moncloa han barajado es una fusión con Bankia, donde los socios ineludibles, o así, de Pedro Sánchez, los nacionalistas del PNV, exigen que la fusión BBVA-Bankia fuera presidida por José Ignacio Goirigolzarri.

Y la otra fusión posible, con BBVA y con Santander, adolece del mismo problema: Carlos Torres no ha llegado a la Presidencia en medio de un formidable escándalo para abandonar ahora, y Pepe Oliu quiere retirarse tras una fusión… y un periodo previo en activo presidencial.

En cualquier caso, lo cierto es que Caixabank marcha razonablemente bien, que ha creado un estilo de hacer banca… y que no quiere perder la posición que tanto le ha costado conseguir. Yo tampoco querría.

Caixabank no quiere fusiones.

Jordi Gual: "Telefónica es una gran empresa con un problema de cotización"

Queda un pequeño detalle que es una tarea urgente: que el descenso del dividendo repercuta lo menos posible en Criteria-Caixa, su principal accionista.

¿Y eso cómo se hace? No tengo ni la menor idea pero, en principio, cifras gruesas. Criteria podría recibir unos 150 millones de euros menos. Y eso resulta de lo más molesto.

¿Que la culpa la tiene el ERE (cerca de 1.000 millones de coste) y que el negocio recurrente de Caixabank macha bien y la bolsa ha aplaudido a la entidad? Sí, pero a nadie le gusta recibir menos dinero que ayer.