Sr. Director: Aunque en la política española y, menos aún, con los políticos que soportamos, nunca se sabe, Carlos Puigdemont es alguien (algo) que pertenece al pasado, alguien que ha pasado a la historia en el peor sentido de la frase, alguien de quien hay que hablar en pretérito. Puigdemont pasó, de forma penosa e indigna, pero pasó. Ocurra lo que ocurra en el itinerario jurídico, farragoso y dilatado en el tiempo, que aún nos queda por recorrer, Puigdemont ha viajado, en muy pocos días, de las páginas de información política a las de sucesos. Por mucho que mienta y por mucho que tergiverse, aunque internacionalice su situación y lo haga en varios idiomas, Carlos Puigdemont es un ciudadano que, según un fiscal, ha cometido delitos graves y al que un juez ha llamado a declarar. Y ese ciudadano está en fuga permanente, haciendo viajes de película, intentando despistar y recurriendo a todas las triquiñuelas procesales de que es sabedor un abogado especializado -por lo que a España se refiere- en defender terroristas. Domingo Madrid