El daño para nuestra sociedad, para la humanidad entera, que causan los desastres naturales, incluso las guerras, no son comparables al que, a medio y largo plazo, provocarán el aborto y la eutanasia.

Un conjunto de politicastros, manejados por el todopoderoso dinero, se han erigido como dueños de la vida y de la muerte, con unas leyes antinaturales que ponen el stop a una nueva vida humana y firman la defunción de alguien que está esperando cuidados paliativos.

Los desastres y las guerras causan mucho daño pero, con el tiempo, todo o casi todo se borra. Las leyes del aborto y la eutanasia causarán un daño irreparable a la conciencia y al mismo cerebro de la humanidad, que exacerbará el egoísmo personal y colectivo como reflejan frases que ya están en la calle: “No más de los que estamos” o “eliminar a los inservibles”.