En España el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, no ha querido pronunciar la palabra Navidad y se ha limitado a felicitar a los españoles con un “felices fiestas” y sus “mejores deseos de justicia, paz y concordia para todos y todas”. Ni una sola mención al sentido cristiano de estas fechas en un país de tradición cristiana y donde más del 70% de la población se declara católica. Esto contrasta por ejemplo con las felicitaciones públicas que Sánchez ha realizado por el fin del Ramadán a los musulmanes. Pero incluso la ministra Teresa Ribera ha dado un paso más con su “feliz solsticio de invierno”.

Sin embargo, en otros países no es así. Llama la atención el caso de Erdogán. Incluso el presidente turco, fundamentalista islámico, ha querido “felicitar la Navidad a todos los cristianos” y se ha comprometido a protegerles mejor.

En Israel, el líder judío Benjamin Netanyahu quiso felicitar la Navidad afirmando que “no tenemos mejores amigos en el mundo que los cristianos, así que gracias a todos por defender a Israel y a la verdad”. Y por ello añadió que “estamos orgullosos de nuestras tradiciones y de nuestros amigos cristianos”.

Y en Inglaterra, el recién elegido Boris Johnson comenzó su mensaje de Navidad recordando que el día de Navidad es “ante todo, una celebración del nacimiento de Jesucristo” y es “un día de inestimable importancia para miles de millones de cristianos de todo el mundo”.

Johnson pidió también al pueblo británico recordar “a los cristianos de todo el mundo que se enfrentan a la persecución”.  Según dijo, para estos perseguidos “el día de Navidad será celebrado en privado, en secreto, tal vez incluso en una celda de la prisión. Como primer ministro, eso es algo que quiero cambiar”.