• En total, el fútbol español debe unos 5.000 millones de euros.
  • Los grandes equipos se aprovechan de que los futbolistas no son embargables.
  • Se trata de un sector que no crea excesivos puestos de trabajo directos.
  • Además, no paga puntualmente a sus acreedores y no cotiza en bolsa ni crea dividendos.
  • Ya hubo una amnistía en 1982, con motivo del Mundial de España, pero hemos vuelto a la misma situación.

Los clubes de fútbol profesionales mantienen una deuda con la Agencia Tributaria de 752 millones de euros, 150 millones más que hace cuatro años. La cantidad equivale a un 15% del recorte de 5.300 millones que tiene que hacer el Estado para cumplir con el objetivo del déficit fijado por Bruselas, según ha revelado la Comisión de Educación y Deporte ante una pregunta de IU.

Pero eso no es todo. Los acreedores de los clubs pertenecen a los más diversos sectores. Así, el monto total de la deuda alcanza los 5.000 millones de euros, según se extrae del estudio a punto de ser publicado por José María Gay de Liébana, profesor de Economía Financiera y Contabilidad de la Universidad de Barcelona, que cifra en 4.000 millones de euros lo que adeudan los clubs de Primera división (3.525 millones de euros) y segunda (556 millones). Si se suman las cifras de la deuda de los clubs de Segunda B y Tercera División, el fútbol español debe en torno a los 5.000 millones de euros.

Pero lo que nos afecta a los españoles de a pie es la deuda que han contraído los clubs con el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro (en la imagen). Aunque Floriano haya manifestado que lo que tienen que hacer es pagar, el asunto no resulta, ni mucho menos, tan sencillo. Los clubs acumulan una deuda desorbitada, y saben que no son embargables en la mayoría de los casos porque carecen de activos, como señala Eduardo Cardona, abogado fiscalista con amplia experiencia en el mundo del fútbol, socio directo del departamento de Derecho Tributario de CSC abogados: "En la mayoría de los casos, ni siquiera el estadio donde juega es suyo, sino de propiedad municipal, como es el caso del Celta de Vigo, por ejemplo. Cuando el acreedor se plantea un aplazamiento de la deuda o un fraccionamiento se encuentra ante el problema de que no hay nada realmente. Lo único que se podría embargar, entre comillas, son los derechos de traspaso de los jugadores, ya que éstos no son embargables".

Montoro no puede embargar a ningún pichichi de la Liga para intentar ofrecérselo a Angela Merkel como aval, ni siquiera llevarse durante unos días a Ronaldo, si se diese el caso, para que soltara patadones a quien osara asir por el cuello a De Guindos.

Según Cardona, "el trabajador no es un bien hipotecable. Ni puede servir de garantía. El club tiene el derecho de facilitar el transfer de un jugador con el que tiene contrato en vigor. Y esos derechos son los que pueden ser embargables, una vez percibida la contraprestación económica por la cesión del jugador, nunca previamente". A nivel contable lo que están haciendo los clubs al fichar a un jugador por equis millones, es amortizarlo durante varios años. Por ejemplo, si pagan 500.000 euros por él, amortizan 100.000 cada año, pero ello, según Cardona, "no les genera ningún derecho sobre los jugadores. Tienen la obligación de pagarle. El derecho económico sobre ellos sólo se manifiesta cuando, estando el contrato en vigor, viene otro club a pagar por ellos. Ahí sí podría ejercer su derecho de cobro el acreedor, así como los derechos establecidos sobre la cláusula de resolución. Nunca se puede embargar preventivamente porque un derecho sobre un jugador no es un activo".

Se podría dar la circunstancia, según Cardona, de que un acreedor tuviera embargados todos los derechos de un club, pero no pudiera hacer negocios con ellos. Sólo se podría embargar en el momento en que otro club estuviera dispuesto a pagar, jamás preventivamente.

El problema del futbol y sus deudas con acreedores y la Administración, según señala Cardona, es que "nadie se atreve a cerrar un club. ¿Cuántos casos hay de equipos que cambian de nombre para poder seguir funcionando como si no pasara nada? No existe el político que se atreva a meter mano al fútbol y a cerrar definitivamente un club".

Sólo hay que recordar que cuando por motivos económicos, los clubs se tuvieron que convertir en Sociedades Anónimas, el Celta de Vigo y el Sevilla no lo hicieron al no poder presentar unos avales en plazo. Entonces, la Federación los bajó a Segunda B, pero fue tal la presión de la calle que tuvieron que retractarse de su decisión y volvió a admitirlos en Primera, donde jugaron también los dos equipos que habían ascendido en su lugar, el Valladolid y el Albacete, que tenían que haber descendido ese año. La Federación se mostró tan tolerante que, con la presencia de los cuatro clubs en Primera, se formó una liga de 22 equipos que tuvo dos años de vida.

Los acreedores de los clubs de fútbol también se enfrentan a situaciones surrealistas. Son los principales interesados en no instar a su extinción: "Aunque no haya nada que recaudar, si dejan de funcionar no producen… Por supuesto, los derechos de televisión que se han cobrado por anticipado, te quedas sin ellos. Si el Club continúa hay posibilidades de cobrar", señala Cardona.

La situación, según señala el experto abogado fiscalista, es muy complicada para Hacienda: "Ya hubo una regularización cuando en el Mundial de España, se perdonó la deuda, y ahora nos encontramos de nuevo en la misma situación…Todos están gastando por encima de sus posibilidades".

A la vista de los datos, convendría plantearse qué interés tiene para nuestro país mostrarse tan tolerante con un sector que no paga sus impuestos, no distribuye dividendos ni cotiza en bolsa, crea pocos puestos de trabajo directos y sólo mueve dinero y supone un buen negocio para las televisiones y los medios de comunicación.

Sara Olivo

sara@hispanidad.com