En la India se producen gran cantidad de abortos selectivos e infanticidios para terminar con las vidas de las niñas, por lo que el doctor Rakh, ginecólogo en la ciudad de Pune, tomó la decisión hace nueve años de que los partos de niñas que tuvieran lugar en su hospital ginecológico serían gratuitos y se celebrarían. Al principio, ni su propia familia le apoyaba en esta decisión, pero el tiempo le ha dado la razón y a día de hoy ya ha atendido 1.700 partos, recoge Observatorio de Bioética. 

En el año 2012, tras el primer parto de una niña gratuito en la clínica del doctor Rakh, se inició el movimiento ‘Save the girl child’, para luchar contra el estigma de engendrar una niña en la India. Desde entonces, muchos otros doctores se han unido al movimiento y realizan partos gratuitos o con descuentos, e incluso el Gobierno de la India lanzó en 2015 su propia campaña Beti Bachao, Beti Padhao (‘Salva a la niña, educa a la niña’).

Para entender la importancia de la iniciativa del doctor Rakh, se debe conocer la situación de las mujeres en la India. Estas sufren un grave problema discriminatorio desde su nacimiento, pero si además cuando crecen y se casan dan a luz a una niña, sus maridos se creen con derecho a pegarles o a desfigurarlas con ácido por no haber abortado. De hecho, desde 1994 están prohibidas las ecografías para conocer el sexo de los bebés para así tratar de evitar los abortos selectivos, medida que ha fracasado, dado que en estos momentos se han incrementado, añade Observatorio de Bioética. 

El doctor Rakh, ginecólogo en la ciudad de Pune, tomó la decisión hace nueve años de que los partos de niñas que tuvieran lugar en su hospital ginecológico serían gratuitos 

Los problemas para las mujeres indias se agravan cuando se conciertan sus matrimonios. En ese momento los padres de la novia deben pagar una dote (dowry) a la familia del novio para que acepten el casamiento. En muchos casos, las familias se arruinan para pagarla, pero a los maridos, en multitud de ocasiones, el precio pagado les parece insuficiente. De esta manera, ellos piensan que tienen derecho a maltratar a sus esposas si dan a luz a una hija.

En el caso de Jaya, su marido la roció con ácido tras dar a luz a una niña, lo que le produjo lesiones en la cara y en los brazos. Más de diez años después, sigue sometiéndose a intervenciones quirúrgicas para tratar de recuperar la movilidad de los brazos.

Otro problema al que se enfrenta la India es a la escasez de mujeres, dado que por culpa de los abortos selectivos y los infanticidios de niñas los hombres no encuentran mujeres para casarse, explica Observatorio de Bioética. 

Para poder explicar las causas de esta dramática e inaceptable situación, debe tenerse en cuenta, en primer lugar, la aberrante discriminación que sufren las mujeres en algunas sociedades, lo cual supone, además de un intolerable atentado contra su dignidad, una vía segura hacia la decadencia de una sociedad, así como un intento de abolir la institución familiar, célula esencial de toda cultura.

Además, la indiscriminada aplicación de las técnicas de regulación de la fertilidad, que incluyen la contracepción, la esterilización y el aborto indiscriminado, promovidas en numerosos países, no solo en el que nos ocupa, muestra también sus terribles consecuencias, que más allá de suponer un atentado contra la dignidad de las personas -los niños abortados, y las mujeres sometidas-, nos permiten vislumbrar el siniestro rostro del enorme problema demográfico que hace tambalearse a naciones enteras, como India o China con su agresiva política de limitación de la natalidad.

Promover el respeto a la libertad individual, de la mano del desarrollo de políticas protectoras de la institución familiar como el apoyo económico, la educación y su integración social, sigue siendo la mejor manera no solo de dignificar a las personas sino también de contribuir al verdadero progreso de los pueblos, concluye Observatorio de Bioética.