He leído por ahí que muchas mujeres casadas prefieren la muestra de cariño de su perro a la de su cónyuge. Pero esto es muy lógico: el perro no ofende, el hombre sí. Claro que por eso, porque el hombre es libre y el perro no, el amor de un hombre tiene 1.000 veces más validez que el de un perro... que no puede no quererte.

Los sentimientos van y vienen, apenas tienen importancia. Es la razón del hombre la que dignifica el sentimiento y la raíz de la libertad

Vamos con la ley de mascotas, o reforma del código Civil. Las consecuencias legales las tienen aquí, pero lo más importante es, como siempre, la teleología, la finalidad de la nueva norma socio-podemita de los seres sintientes. La norma trata igualar al ser racional, el hombre, con los animales irracionales, los animales. Y eso supone un problema, un error... y una necedad. 

Dicho de otra forma: me gustan los perros cuando se comportan como perros, no cuando se les humaniza. Sentir no es pensar, e incluso los sentimientos humanos no tienen nada que ver con los animales.

Véase el caso de Tuco del que nos habla El Mundo. Es el primer animal al que la Justicia contempla como ser sintiente: un auto resuelve que, por su "bienestar" y para evitarle un "sufrimiento innecesario", permanezca con su cuidadora actual mientras se resuelve quién es su verdadero propietario.

Así que, por partes: el dolor del hombre se distingue del dolor del animal en que el hombre es consciente de ese dolor, el animal no.

El problema es que el "maltrato animal" ha matado el hambre humana... y lo sigue haciendo. Cuidado con eso

El sufrimiento del animal no resulta dramático... pero la nueva estupidez podemita entró en vigor el 5 de enero: los irracionales son seres "sintientes".

Ahora bien, los sentimientos van y vienen, apenas tienen importancia. Es la razón del hombre la que dignifica el sentimiento y la raíz de su libertad, el gran regalo de Cristo al ser humano.

Hay dos cosmovisiones en juego en el mundo: la panteísta, donde el hombre se convierte en esclavo de la naturaleza o la cristiana: henchid la tierra y sometedla. Optemos por la segunda

Economía: el problema es el llamado "maltrato animal" -por ejemplo una granja de pollos- ha matado el hambre humana... y lo sigue haciendo-. Así que, con todo respeto, vivan las granjas que dan de comer al hombre. Así que cuanto antes reformemos esta estúpida reforma animalista del Gobierno Sánchez mejor que mejor. 

A la postre, hay dos cosmovisiones en juego en el mundo: la panteísta, donde el hombre se convierte en esclavo de la naturaleza o la cristianaHenchid la tierra y sometedla. Optemos por la segunda.