The Walt Disney insiste en defender al lobby LGTBI y ahora quizá lo hace con más enfásis. Desde el pasado diciembre tiene como presidenta a Susan E. Arnold, que se confiesa feminista y lesbiana. Pero ojo, porque esto no sólo lo hace en su apuesta de contenidos, sino que también le ha llevado a defender el adoctrinamiento de niños (o lo que el líder de Vox, Santiago Abascal, refiere como “corrupción de menores”) en el estado de Florida, a pesar de que este está impedido por ley, como informa Infocatólica. Y no ha dudado en pasar al chantaje, anunciando que suspenderá las donaciones a dicho estado estadounidense.

Disney es un discípulo aventajado del Nuevo Orden Mundial (NOM) que es -como refleja su apuesta por la ideología de género (feminismo y homosexualismo) y por el ateísmo (mucho panteísmo y nada de Dios)-. Y no sin polémicas. De hecho, Arnold ya lleva dos: a las críticas del actor Peter Dinklage a la nueva versión de Blancanieves, se sumó que Minnie Mouse ha cambiado su tradicional vestido rojo de lunares por un traje pantalón azul para celebrar los 30 años del parque temático Disneyland París.

El CEO de Disney, Bob Chapek, a los empleados: “No sólo es un problema sobre un proyecto de ley en Florida sino otro desafío a los derechos humanos básicos” y se ha disculpado por no haber sido “un aliado más fuerte”

Ahora se suma lo que está sucediendo en el estado de Florida. El lobby LGTBI ha movilizado a los sindicatos de Disney en los parques de atracciones de los estados de Florida y California, y ha lanzado una movilización en redes sociales con los hashtags #DisneyDoBetter (Disney, hazlo mejor) y #DisneySayGay (Disney, di gay). El CEO de Disney, Bob Chapek, ha escrito un correo a los empleados, señalando que suspenderán todas las donaciones políticas en el estado porque “no sólo es un problema sobre un proyecto de ley en Florida sino otro desafío a los derechos humanos básicos” y se ha disculpado: “Necesitabais que fuera un aliado más fuerte en la lucha por la igualdad de derechos y os defraudé. Lo siento”.

Todo esto responde a que el Senado de Florida aprobó a principios de mes la ley que impide adoctrinar en las aulas a los niños sobre las tesis LGTBI y la ideología de género, conocida como ley Don’t Say Gay (No digas gay). El gobernador de Florida, el republicano, Ron DeSantis, afirmó entonces “queremos estar seguros de que los padres puedan enviar a sus hijos a la guardería sin que se inyecten estas cosas en algunos de sus planes de estudios escolares”, y tras la aprobación del Senado de dicho estado, ya sólo falta que la firme para que entre en vigor.

Empleados de Disney figuran entre los más de 100 arrestados en una operación de trata de personas y pedofilia en el Estado de Florida. Y en paralelo, Abigail Disney, nieta de uno de los fundadores, denuncia abusos laborales con los empleados de los parques. Como para dar lecciones de moral

Ante las protestas y el chantaje de Disney, que aporta casi el 2,5% del PIB del estado de Florida, DeSantis no se ha achantado, sino que ha calificado al gigante estadounidense del entretenimiento de “corporación woke” y ha criticado sus intereses comerciales en China. Recuerden que woke (despierto) es un término que surgió en EEUU para referir la conciencia sobre el racismo y que se ha extendido a cuestiones relacionadas con el género y la orientación sexual. Pero ojo, porque este nuevo meneo ideológico en realidad trata de sustituir a Cristo por una identidad: racial, sexual, política..., y supone una inversión de valores que precisa una censura férrea que impone lo políticamente correcto y el silencio y la eliminación del discrepante.

Paralelamente, hay empleados de Disney que han sido arrestados en una operación de trata de personas y pedofilia denominada ‘Operación Tristeza de Marzo 2’, hace más de dos semanas y acabó con la detención de más de 100 personas en el estado Florida, como informa también Infocatólica. De hecho, en una rueda de prensa, la Oficina del Sheriff del condado de Polk identificó a los trabajadores de Disney involucrados en la pedofilia. “Sólo los arrestos de un traficante de personas y cuatro depredadores de niños hacen que toda esta operación valga la pena”, subrayó Grady Judd, el alguacil de dicho condado. Y por si esto no bastara, el gigante estadounidense del entretenimiento también ha recibido acusaciones de cometer abusos laborales con los empleados de sus parques, en concreto, así lo denunció Abigail Disney, nieta de uno de los fundadores (Roy O. Disney, hermano de Walt Disney).

Conviene destacar que la ley Don’t Say Gay (No digas gay) del eestado de Florida puede sentar precedente, porque los republicanos de Georgia se unen y van a más: proponen limitar la ideología de género en las escuelas, concretamente en las «privadas o no públicas» y en toda la primaria. Asimismo, respecto a la suspensión de donaciones de Disney al estado de Florida, no hay que olvidar que no es el primer chantaje ligado a una cuestión ideológica: Netflix advirtió al estado de Georgia que reconsideraría su “inversión completa” si entraba en vigor la ley que restringe el aborto. Y no se puede perder de vista que aunque Disney sigue creciendo en suscriptores (algo que cada vez le cuesta más a Netflix) y ha mejorado en resultados al recuperar el negocio de parques, le faltan ideas e insiste en la pornografía y en la agenda LGTB, y que sus contenidos no son tan inocentes como deberían teniendo en cuenta que la mayoría se dirigen a los niños, aunque también se ha lanzado a por los adolescentes y adultos.