En un mundo futuro, inmerso en una guerra que puede acabar con toda la humanidad, la única solución  que encuentra el Profesor Xabier, líder de los X-Men y aliado con su antaño enemigo Magneto, es que alguien regrese al pasado, al año 1973,  para salvar el futuro. El elegido será Lobezno que tendrá como misión evitar el comienzo de la guerra  encontrando a su detonante: Mística. 

Catorce años después del comienzo de esta gran saga en el cine, Bryan Singer, responsable de las tres primeras películas y de las de más calidad, se pone al frente de este proyecto. Esa vuelta argumental al pasado le  permite reunir  un reparto coral excelente, donde vemos (interpretados por magníficos actores) al mismo personaje en su versión veterana y juvenil. Eso sí, como en Maléfica de Disney, en X-Men: Días del futuro pasado, conoceremos cómo se gestó la maldad de Mística, interpretada en este largometraje y en el anterior (X-Men. Primera Generación) por la actriz de moda: Jennifer Lawrence.

Al igual que anteriores entregas de Singer, el tema central  de toda la película es la lucha contra la discriminación y a favor de la supervivencia de los seres diferentes. No obstante, a pesar de ser visualmente poderosa gracias a unos  efectos visuales que dan empaque a escenas de acción impresionantes,  de poseer un buen   ritmo y  un completísimo reparto,  para muchos espectadores X-Men: Días del futuro pasado puede resultar cansina porque es ver  más de lo mismo, eso sí, bien hecho.

Una precisión. En EEUU no se ha notado ese cansancio en taquilla, donde durante el primer fin de semana de su estreno se convirtió en el mejor arranque de toda la Historia del cine.

Para: Los que sigan disfrutando con las historias de superhéroes