Sr. Director:

En una tertulia de amigos ingeniosos, que tienen por civilizada costumbre la de narrar fábulas en los postres de sus relajadas cenas, uno de ellos esboza la historia siguiente:

En la víspera del día 26 de febrero de 2005, D. Pedro Solbes, a la sazón, Vicepresidente Segundo del Gobierno y Ministro de Economía, recibe la llamada de D. Francisco González, Presidente de BBVA. Este pasa a ponerle en antecedentes de que ha decidido proponer, a la próxima Junta General de Accionistas, la cobertura de una vacante del Consejo de Administración de la entidad, y que desea informarle de que su candidato es D. Carlos Solchaga, ex ministro de Economía en un anterior Gobierno socialista. D. Francisco González se extiende en la defensa de la candidatura, subrayando la sólida y reconocida trayectoria profesional del candidato, su excelente conocimiento de la economía y el sistema financiero español y, en fin, lo que supone, para el fortalecimiento del Consejo, la presencia de alguien con extensas y profundas relaciones internacionales, tanto en el ámbito de los gobiernos y bancos centrales de América Latina, como en los organismos multilaterales (FMI; Banco Mundial, Banco Interamericano, etc).

Recabada por D. Francisco González la opinión del Vicepresidente, este le agradece la deferencia y le dice que se considera informado. Seguidamente, D. Pedro Solbes le señala que, obviamente, este es un tema que pertenece al ámbito privativo de la empresa, sobre el que ni puede ni desea pronunciarse; de modo y manera, que le agradecería que, en caso de comentar esta llamada con sus consejeros, les indique que: ha informado al Vicepresidente del Gobierno, pero que subraye expresamente que lo que ha habido es información, pero no consulta. Y así lo hace escrupulosamente D. Francisco González en el Consejo de Administración que celebra previo a la Junta.

Sin embargo, previo al Consejo, D. Javier Ayuso, Director de Comunicaciones de BBVA, ya ha convocado a algunos gacetilleros de confianza, para explicarles, off the record, que con esta incorporación se cierran las tensiones entre el banco y el Gobierno, ya que todo ello obedece a una operación pactada, que cuenta con la anuencia del Sr. Solbes.

La sorpresa deja anonadados los despachos del complejo de la Moncloa; la radio y prensa del día 26 recoge la noticia con alborozo : ¡Ya lo veníamos comentando, este Gobierno está dispuesto a copar todos los poderes, incluida la banca! ¡No tienen freno ni medida! ¿Qué hay de aquello de que no pensaban inmiscuirse en la vida de las empresas privadas? ¡Zapatero miente más que habla!, y, en fin, otras lindezas al uso.

La jefa de prensa de la Presidencia del Gobierno, Angélica, por nombre, se tira de los cabellos: ¡Me he tenido que enterar por los periódicos! ¿En que estáis pensando? ¡Decidme cómo arreglamos esto ahora!.

Felipe Pérez García

fpgarcia46@hotmail.com