• Hasta el momento, Alierta se sentía atrapado en la maraña italiana. Ahora, prefiere mantener su participación a la espera de la  reconversión europea del sector.
  • Trascendental Consejo el del próximo día 31: en septiembre vence la alianza TELCO, y Bernabé deberá dar muchas explicaciones, ante el descontento de los socios por la marcha de la compañía.
  • Además, la apuesta china nunca existió y su palabra ha quedado en entredicho.
  • Y cuidado, en Italia ningún operador no comunitario puede comprar una participación de referencia sin permiso del Gobierno de Roma.

Telefónica entró en Telecom Italia (TI) porque se lo pidió el Gobierno italiano. Se trataba, entre otras cosas, de pararle los pies al mexicano Carlos Slim. Pero Italia es compleja por naturaleza. Telefónica posee directamente el 10% del capital de la operadora de bandera italiana, pero dentro de un mecanismo de inversión llamado TELCO, donde también figuran el banco Intesa, el más importante de Italia, la aseguradora  Generali, la más importante de Italia, o la familia Benetton. Total: 23% del capital de TI y socio de referencia.

Telefónica ha estado emparedada en TELCO y el convenio que rige la sociedad le impedía vender -ahora no le interesa pues obtendría una gran minusvalía, de más del 300%- y sin poder adquirir más capital. Tampoco le han permitido entrar en la gestión. Pues bueno es don Franco. Pero, eso sí, en septiembre vence el sindicato TELCO... precisamente cuando los socios están más descontentos con Bernabé porque la compañía no marcha como debiera. Marcha, para ser exactos, bastante mal.

Así que la agencia Bloomberg, siempre tan proclive a España, aseguró que Alierta había decidido vender. No sólo eso, Franco Bernabé se inventó una oferta de una compañía china que estaría dispuesta a comprar el paquete de TELCO. Luego tuvo que asegurar que la operación no había llegado a buen término. Más bien no había empezado.

Además, Bernabé no ha enlazado aún con el nuevo gobierno de Enrico Letta y los socios están ligeramente cabreados. Y no olvidemos que en Italia ningún extracomunitario puede comprar una participación de control.

Pues bien, la verdad se sitúa en el otro lado del péndulo: la intención de Telefónica no es vender sino quedarse. Con un 10% del capital tiene pocas opciones de hacerse con la compañía pero esperará pacientemente a que se produzca lo que todos dan por cantado: la reconversión de las operadoras de telecos. Vamos, que no se va: se queda. A la espera de esa reconversión donde siempre estará en mejor posición para afrontar un proceso de fusión si tiene un pie puesto en el accionariado del posible cónyuge. Acuérdense de la participación que British tenía en Iberia antes de convertirse en IAG.

Por de pronto, el 31 de julio, Bernabé afrontará su Consejo más difícil desde que llegó al cargo.

Miriam Prat

miriam@hispanidad.com