Sr. Directo:

El Papa Francisco dedica, generalmente, las audiencias de los miércoles a ciclos temáticos que desgrana a lo largo de varios meses. El Papa no se dirige exclusivamente al público presente en la Plaza de San Pedro, la voz del Papa es universal y se dirige a todos los hombres de buena voluntad. El ciclo que desarrolla actualmente lleva el título genérico de “Vicios y virtudes”: un recorrido a través de los pecados capitales y de las virtudes con las que sobreponerse a estos pecados. Aunque aparentemente a algunos les pueda parecer temas anticuados la realidad nos muestra su patente actualidad: La gula, la lujuria, la avaricia, la ira, la tristeza, la acedia (la pereza), la envidia y la vanagloria, la soberbia… Si alguien no se da por aludido de manera flagrante es que cierra el sentido de su conciencia. Son aldabonazos concretos los que el Papa está proporcionando a la sociedad para hacerla comprender que el camino emprendido no es el más adecuado y las nefastas consecuencias que ello tiene. Y el Papa, a su vez, muestra cómo contrarrestar esos vicios tan humillantes y vergonzosos con “el actuar virtuoso”: “El corazón humano puede complacerse en malas pasiones, puede prestar atención a tentaciones nocivas disfrazadas con vestidos seductores, pero también puede oponerse a todo esto. Por fatigoso que sea, el ser humano está hecho para el bien, que le realiza verdaderamente, y también puede practicar este arte, haciendo que ciertas disposiciones se hagan permanentes en él”. Es decir, con las virtudes: La prudencia, la paciencia, la justicia, la castidad, la templanza, la diligencia… E igualmente que de los vicios capitales se derivan otros muchos, del ejercicio de las virtudes correspondientes se derivan otras muchas que ayudan a llevar una vida rebosante de honestidad y de honradez.