El precio de la vivienda se ha disparado de tal manera en España que, a mitad de legislatura socialista, los dos principales partidos ya sólo discuten sobre si con el PP el precio aumentaba el 17% anual, y con el PSOE sólo el 12%. Y todo ello sería para reír si no fuera porque el coste real de la vivienda nueva empieza a rozar los 6.000 euros el metro cuadrado (varía según las ciudades, está claro), es decir, un millón de las antiguas pesetas. Y hablamos de precio medio. Esto supone que muchas familias españolas, no ya de clase baja, sino de clase media, se están endeudando por una cantidad de dinero de 600.000 euros, una cantidad que en el pasado reciente no eran capaces de ahorrar durante toda su vida: 100 millones de las antiguas pesetas son demasiadas pesetas.

Habrá que insistir que el PSOE llegó al poder con un programa que postulaba el aumento de la vivienda pública y la vivienda de precio tasado, en definitiva, vivienda subvencionada por el Estado. El programa socialista era poco concreto entre otras cosas porque el PSOE ni soñaba con alcanzar el poder. En cualquier caso, hubo alguien que sí que se creyó su propio programa: la ministra de Vivienda, Mª Antonia Trujillo, y trató de aplicarlo.

¡Pobre infeliz! El vicepresidente Solbes le dejó bien claro que la promoción de vivienda pública no era prioridad del Gobierno para el que, muy al contrario, lo principal era la estabilidad presupuestaria. Ahora, ya en la segunda parte de la legislatura, en el partido empiezan a bramar contra un Solbes que les puede quitar muchos votos por el desastre de la política de vivienda. Ahora resulta que Ferraz le está dando la razón a Trujillo. Pues bien, el último argumento de Solbes es que sean las CC.AA quienes paguen la vivienda pública. Un verdadero brindis al sol, dado que las comunidades autónomas no hacen otra cosa que gastar con alegría bajo la mirada complaciente de un Gobierno central que no deja de aumentar las competencias autonómicas. Y sí que gastan, sí, pero no en vivienda.