Además de propinarle un capón a las autonomías, el vicepresidente económico del Gobierno, Pedro Solbes, durante su conferencia de la noche del lunes 9, dijo algo más: afirmó que si no mejora la competitividad habrá que ir a un ajuste de salarios. Es decir, sueldos más bajos, comenzando por aquellos salarios (funcionarios y salario mínimo) donde el Gobierno puede decidir por si mismo.

Es muy curioso esto de la competitividad y la productividad. A fin de cuentas, es una ecuación entre precios, calidad y coste. Pero los políticos de corte capitalista, por ejemplo Solbes, cuando se trata de mejorar la competitividad siempre inciden en uno solo de los tres: los costes, para ser exactos los costes salariales.

En definitiva, tras unos comienzos de economía social, donde destaca la subida rácana, pero menos rácana que la del Gobierno Aznar- del salario mínimo, Zapatero empieza mostrar su verdadera política económica, la de Solbes: incidir sobre las rentas salariales, nunca sobre las rentas empresariales, la fiscalidad sobre el beneficio o la inversión.

Y esto, en un país que tiene una de las escalas salariales más bajas de la Unión Europea al menos de la Europa de los 15.