Una sociedad en red es tremendamente vulnerable. No piensen sólo en red informativa, es decir, apagón informativo, sino en red energética, por ejemplo.

Imagínense que mañana se produce un cataclismo mundial. Por el cambio climático -je, je- que es lo que le gustaría al bueno de Al Gore con tal de mantenerse en sus trece. Ya se sabe que los grandes profetas son aquéllos que desean vivamente que sus predicciones fallen, mientras que los profetas menudos son los amantes de las catástrofes, que desean que sus vaticinios se cumplan aunque nos vayamos todos al garete. Es decir, los profetas grandes advierten para cambiar las cosas, los profetas pequeños amenazan con el único propósito de concluir. "Ya os lo advertí, muchachos. Esto os pasa por no hacerme caso".

Volvamos a las redes. En el momento en que se produzca un fallo en el sistema, las redes dejarían de funcionar y es entonces cuando tener el depósito lleno del coche -combustible fósil y contaminante- o una cocina de carbón, o unas velas de cera, resultaría una bendición, incluso la diferencia entre la muerte y la supervivencia.

Conclusión: la comodidad nos ha hecho vulnerables. Y las redes informativas son maravillosas, pero tremendamente vulnerables. No sólo por los famosos virus sino por su tendencia al monopolio y al bloqueo de contenidos consensuados, alejados de lo políticamente correcto. Toda red informativa tiende a la estabilidad social, y la estabilidad social se consigue mediante el pensamiento único, especialmente cuando ese pensamiento se presenta como revolucionario y progresista. Como algo nuevo que en el fondo es indeciblemente anticuado. ¿Un ejemplo El crimen del aborto.

Otro ejemplo, la propia red Internet. La WWW es maravillosa, un paraíso para la libertad de expresión… que, por tanto, recoge lo mejor y lo peor del ser humano y de la sociedad en su conjunto. Ahora bien, me preocupa la Nube, la sociedad en red, que tiene a amalgamar el pluralismo de Internet en una masa informe donde nada destaca. Y cuando nadie se distingue de nadie, es que la libertad sufre.

Y a todo esto, ¿es buena la estabilidad No, la estabilidad es lo propio de los cementerios.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com