No se pierdan el artículo de la estupenda página mexicana Yo Influyo , que recoge un artículo de Federico Müggenburg indispensable para aclarar lo que está ocurriendo, lo que puede ocurrir, en este año superelectoral en todo el mundo hispano. El autor analiza, con toda la perspicacia del mundo, los conflictos existentes en el mundo hispano, y la gran decisión: si apuntarse al ALCA (acuerdo de Libre Comercio para las Américas, o zona sin fronteras mercantiles) que propone Bush o al ALBA (Alternativa Bolivariana para América) de nuestro querido amigo el dictador venezolano Hugo Chavez. El ALBA es la unida supranacional del nuevo indigenismo de corte marxista, financiado por el petróleo de Chávez. Nada recomendable, diría yo. Tampoco el ALCA, o alternativa neoliberal de Bush para todo el continente, pero con dos graves problemas: se trata de levantar las fronteras comerciales entre dos zonas, Estados Unidos y Canadá por un lado, frente al resto del continente, por otro- que nada tiene que ver en cuanto a nivel económico. Dicho de otra forma: es la igualdad de los desiguales. Y segundo problema del ALCA, quizás más importante: la liberalización que pretende Bush se realiza según los viejos parámetros globalizadores: libertad de movimiento de capitales, libertad de movimiento de productos pero las fronteras cerradas a los trabajadores. Ese sistema e liberalización, o globalización parcial, el mayor atentado actual contra la justicia social en el mundo. O se liberalizan todos los factores de la producción, incluido el más importante, el factor humano de la mano de obra, o no debe liberalizarse ninguno.

En medio, está el futuro del TLC, o acuerdo de libre comercio entre Canadá, Estados Unidos y México, al que sólo hay que ponerle la misma pega: las fronteras cerradas de USA a la inmigración hispana, el muro de la vergüenza que pretenden implantar y el desprecio que muchos norteamericanos sienten por los hispanos. Respeto y temor, porque todos tienen claro que es la raza emergente en el Imperio y que en un par de generaciones, los hispanos habrán conquistado Washington.

Sólo hay algo en lo que discrepo del estupendo artículo de Müggenburg, quizás debido a la necesidad de matizar en pocas líneas -y lo ha hecho con grandísima capacidad de síntesis- la diferencia que hace entre el Eje Radical (Castro, Chávez, Morales) y el moderado (Lula, Kirchner, Tabaré, Bachelet). Me temo que esos no son los nombres adecuados. Simplemente, los primeros son rojos, los segundos son progres. Y yo prefiero un rojo a un progre, porque el rojo trata de cambiar la realidad, mientras el progre trata de cambiar los conceptos. La fe cristiana es la fuerza motriz, el músculo creador de Hispanoamérica y de España-. Como el hombre tiene la fea costumbre de rebelarse contra su propia esencia, ningún pueblo más anticlerical que el hispano.

Pues bien, para el cristianismo, el progresismo es mucho más nocivo que el marxismo. Si quieren otro parangón, es la diferencia entre Lenin y Gramsci. Grosero el primero, sutil el segundo, Gramsci ha cambiado la sociedad del siglo XX en mucha medida que Lenin, que no dejaba de ser un gangster con un cerebro de segunda división (de Stalin mejor no hablamos). El Eje Moderado de don Federico es el que está europeizando el mundo hispano. No eleva barricadas en las calles (¡ojalá!) pero está empeñado en introducir el aborto en la única zona del mundo, Hispanoamérica, que permanecía ajena al Imperio de la Muerte y a la ingeniería social del Nuevo Orden Mundial patrocinado por Naciones Unidas y financiado por Europa. Y cuando se conculca el derecho a la vida, la supresión de las libertades llega por sí sola en un cortísimo periodo de tiempo. Una sociedad des-moralizada, acaba siendo, siempre, una sociedad esclava, sin necesidad de implantar dictadura alguna.

Con el bolivarianismo, tan absurdo él, llegamos al absurdo. Pero el virus progre de los Lula (insisto, qué desilusión me he llevado con este personaje!, por un tiempo, pensé que estaba ante un hombre realmente preocupado por la pobreza y las desigualdades sociales), Kirchner, Bachelet o Tabaré es mucho más letal y menos visible. A su lado, las majaderías de Chávez o la bisoñez de Morales es flor de un día. Se les ve venir.

De lo que no cabe duda es de que 2006 es un año clave para el mundo hispanohablante o lusohablante). Desde España mejor que no esperen mucha ayuda. Porque Zapatero siempre echa una mano, especialmente al cuello.

Que no, que no hay izquierda y derecha, ni radiales o moderados. En Hispanoamérica, ya cada vez en todo el mundo, lo que hay es gente que cree en algo y gente que no cree en nada. Hay cristianos y relativistas. En esa división radica la batalla cultural, la batalla política y mucho me temo que la batalla sin apellido del futuro próximo.

Eulogio López