Sr. Director:

De nuevo salta a los titulares de prensa el gran problema del SIDA. Nos dicen que al contrario de lo que se podía esperar las cifras de infectados han aumentado, también en España. Sin embargo, yo tengo la idea de que el uso del preservativo era estimulado por nuestros gobernantes como el remedio de los remedios.

Cuando oigo hablar a nuestra ministra de Sanidad de vida sexual saludable, me cabe la esperanza de que hayan reflexionado, incluyendo en su prevención de esta enfermedad otras iniciativas, no centradas en el uso del condón. Pero, mira tú por donde, los usos sexuales saludables se centran sólo en eso, y por supuesto, en el caso de la drogadicción en la no utilización de la misma jeringuilla que otra persona. Es una muestra más de que el hombre es el único ser que tropieza dos veces en la misma piedra y que nadie escarmienta en cabeza ajena. Porque resulta que en algunos países de África ya han experimentado una disminución de los infectados por SIDA, como resultado de una campaña completa y hu-ma-na de prevención, basada, no sólo en el uso del preservativo sino en concienciar a la población de que es bueno, también para su salud física, tener una pareja estable; de animar a los jóvenes a que sus relaciones de amistad en su adolescencia, no tienen que acabar en sexo, en definitiva, recordar la dignidad de la persona humana, que como tal no se rige sólo por sus instintos, como los animales, y la dignidad del sexo en su función de manifestación de amor por la persona con la que se realiza, y no de simple atracción física o desahogo fisiológico.

Asimismo, que la persona no es sólo sexo que tiene otras muchas potencialidades principales (intelectuales, espirituales) y características de su categoría de ser humano que pueden llenar su vida de felicidad y no sólo de placer momentáneo, y en algunas ocasiones, como estamos viendo, en placer peligroso. Seguimos sin darnos cuenta que hemos de respetar nuestro manual de instrucciones que no son ni más ni menos que las normas morales insertas en nuestra conciencia, la ley natural, para decirlo de otro modo. Y así como la lavadora se estropea si la utilizas como un tragabolas, nosotros también arruinamos nuestra vida interna y externa cuando nos saltamos las instrucciones de uso a la torera. Pongámonos manos a la obra, que siempre estamos a tiempo y revisemos nuestro manual, dejándoselo también desempolvado y a mano a nuestros jóvenes, sin esperar a ver más desastrosas consecuencias.

Candi Chica

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