Benedicto XVI ha pedido que se evangelice a través de los medios informativos, y ha citado como los dos medios más influyentes: la radio y la TV. Lo cual, bien mirado es cierto : al hombre le gusta más mirar que leer. En cualquier caso, lo que ha dicho el Papa es, sencillamente que se necesitan periodistas católicos, más que nada porque son los hombres quienes hacen las cosas, incluido, aunque parezca mentira, el contenido de los medios informativos.

Por ello, conviene aclarar qué se entiende por periodistas católicos. Porque una cosa es un periodista católico y otra bien distinta un periodista que además es católico. En efecto se necesitan periodistas y guionista, diría yo- católicos, pero no de los que, como distinguía Chesterton, dejan en la puerta, además del sombrero, la cabeza. Y además de ser un periodista católico tiene que ser un buen profesional, algo que, como la valentía a los militares, se les presupone.

Segundo equívoco. No existen periódicos católicos sino, periodistas católicos, por muy bien escrito que esté en el ideario, más que nada porque nadie da lo que no tiene. ¿Significa esto que para crear un medio cristiano hay que discriminar a los periodistas no cristianos? Sí señor, significa justamente eso. El resto de medios, progresistas de izquierda y de derechas, liberales o estatistas, serios y frívolos hacen exactamente lo mismo, con la diferencia de que no permiten que el católico ejerza como católico en la redacción. Para mantener esa estafa legal es para lo que se inventó el término objetividad.

Dicho de otra forma: periodismo cristiano es aquel en el que hasta el becario de deportes es cristiano. El pluralismo nunca es interno, sino externo. El pluralismo interno en cualquier actividad cultural, social o informativa -prensa, partidos políticos, colegios, editoriales, productoras de cine y TV, teatro- no es más que una jaula de grillos. Lo que tiene que darse es el pluralismo externo : periódicos católicos compitiendo con otros de otro signo. Lo otro es negar el principio de contradicción, peligroso fenómeno del que debemos cuidarnos todos.

Eulogio López