El Secretario de Estado de Economía, Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO), aseguró en una entrevista periodística que no se debía descartar la posible privatización de RENFE. Los sindicatos no se rasgaron las vestiduras, pero casi. Privatizar RENFE viene a ser sinónimo de renunciar al estado social. Una especie del símbolo del ultraliberalismo más descarnado. Es el coste de la ideología cuando se impone sobre el juicio de la realidad.

 

Pero la ideología opera. Así que los sindicatos se han mostrado un poco más que molestos. Al fin y al cabo, se trataba de eso. MAFO lanzó un globo sonda a ver qué tal. Y el "qué tal" se convirtió en un bufido de dimensiones colosales. Así que la ministra de Fomento ha tenido que salir a tranquilizar a la parroquia: de privatización, nada de nada. Vale. Menos mal que el Gobierno está cohesionado...