Siempre he pensado que Matías Prat es el mejor locutor de España, y su credibilidad entre el público le acredita como tal.

Veinte años atrás no era tan bueno como ahora, pero hace 20 años era más coherente que hoy. Por eso, en su día se negó a dar una noticia sesgada a favor del aborto en la televisión pública. Ahora, sin embargo, ha decidido lo de Groucho Marx: Estos son mis principios... pero si no le gustan tengo otros. En la noche del lunes 24 Matías ofrecía el más triste de los espectáculos: puso toda su maestría -y su crédito- al servicio del linchamiento del juez Fernando Ferrín, en aras al principio de mostrarse débil con los fuertes y fuerte con los débiles. Antena 3 TV, propiedad de Planeta, es decir, de don José Manuel Lara, acometía el primer linchamiento moral del lobby gay en España, un verdadero aquelarre revestido de objetividad y señorío por el buen hacer de don Matías, quien habló de un juez muy peculiar, antes de lanzar todas las heces sobre la cara del acusado sin posibilidad de defensa.

La peculiaridad de la víctima consiste en que creyó más conveniente otorgar la custodia de una niña pequeña a su padre, en lugar de a su madre, dado que ésta había perpetrado homomonio con una lesbiana. Ya saben como en el viejo dicharacho: Mi marido me ha dejado por otra. Pues el mío me dejó por otro.

A ver Matías, príncipe: ¿Te gustaría que, en caso de fallecer tu esposa y tú mismo- te aseguro que no os lo deseo- tus hijos fueran adoptados por dos sarasas o por una pareja de boyeras? Porque hay muchos padres que ya están testando precisamente para evitar eso, que sus hijos menores caigan en manos de dos homosexuales. ¿Qué hay de peculiar en ello, campeón? ¿Por qué te prestas a esta canallada?

La canallada ya había comenzado antes, en el primer telediario (15,00 horas) de Planeta, unos servicios informativos que dirige la periodista Gloria Lomana. Allí aparecía Fernando Ferrín, sentado en el sillón de los acusados, ridiculizado por una comentarista que le acusó de estar rezando el rosario. ¿Eso es algún delito? Pues me autoinculpo de hacerlo cada día, principalmente cuando voy por la calle y en el metro. Y conociendo lo que se le venía encima, si yo hubiera sido Ferrín me hubiere rezado una romería entera: gozosos, dolorosos, gloriosos y luminosos.

Más peculiaridades -graves todas ellas-, del juez Ferrín. Según Antena 3 TV, es culpable de excentricidades tales como solicitar al Gobierno murciano amparo para la pequeña objeto del litigio. ¿Eso es raro? ¿Acaso no se ocupan los poderes públicos de menores desamparados o pendientes de decisión judicial? No hombre, no. Lo que ocurre es que el juez quería evitar la bestialidad de que dos tijeritas criaran a una niña pequeña. Porque los niños necesitan la aportación masculina y femenina, y dos lesbianas no son ninguna de las dos cosas. Y ocurrió que se dio de bruces con ese Patio de Monipodio en el que se ha convertido el Partido Popular: el Gobierno de Murcia estaba encantado con ceder la niña a dos cimbalitas. A fin de cuentas, ¿a los chicos-as de Ramón Luis Valcárcel, qué le importaban el futuro de la pequeña? Además, el PP es centro-reformista, no lo olvidemos. Naturalmente, nada de esto explicó la sesuda reportera.   

No son los actuales tiempos distintos porque se cometan estas tropelías y se persiga a la beuna gente. Eso ha ocurrido siempre. Lo aterrador es que estas canalladas las cometan tanto los que tienes enfrente como los que presuntamente tienes detrás de ti, y de forma masiva, como masivos son los medios de masas. Es una especie de vale todo contra todos, vale cualquier cosa contra cualquier persona con tal de que no sea poderoso. Las canalladas de ahora no son privadas, sino públicas. Privadas, sólo la víctima.

Por supuesto, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), ese organismo dirigido por un señor que, como recuerdan todos los medios progres, va a misa todos los días, ha renunciado a castigar al presidente del Tribunal Superior de Justicia de Murcia, el mismo que le dijo a Ferrín que no se podía ser católico y juez de familia: o lo uno o lo otro. De eso, tampoco nos habló Matías Prat en su genial información del lunes sobre el juicio a Ferrín.

Y así llegamos a que el juez Ferrín puede ser inhabilitado de por vida e incluso ir a prisión por prevaricación mientras su colega Rafael Tirado, que dejó libre a un pederasta homicida, pagará 1.500 euros.

Lo de Ferrín es el primer linchamiento público que consigue ejecutar en España el lobby gay, uno de los colectivos con más mala leche de la sociedad actual, sobre cuyos miembros puede aplicarse el mismo criterio que ayer atribuimos al otro lobby, el feminista, que compite con ellos en lo de la mala baba: por des-moralizados, degenerados, por degenerados, desquiciados. Recuerden la definición popular de cacorro: un señor que tiene la fuerza de un hombre y la mala uva de una mujer.

Contemplaba el linchamiento de Ferrín en Antena 3 TV con una compañera periodista que, como miembro del oficio periodístico, huele la manipulación a una legua, y que no pudo por menos de exclamar: Me da miedo el mundo que vamos a dejar a nuestros hijos. Y sí, un poco de miedo sí que da. Porque no apunta a tiranía, sino a tiranía de idiotas, probablemente la peor de las tiranías.

Matías, príncipe: intenta borrar tu actuación de ayer de los archivos de Antena 3 TV o, al menos, no les pongas la grabación a tus hijos.   

Yo a Ferrín le considero un héroe. Creo que hay dos colectivos que debemos aplaudirle públicamente: los cristianos y las personas con sentido común. Por cierto, ¿alguno de ustedes es capaz de prever la sentencia?

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com