Si E.ON se hace con Endesa, comenzará el baile en Europa y la joya más deseada será Iberdrola. Hasta el momento Brufau se ha negado a que Repsol YPF entre en el juego de las fusiones, pero lo cierto es que la petrolera también está amenazada. Eso sí, en el entorno de La Caixa afirman que, a día de hoy, nadie puede decir lo que va a ocurrir con la OPA de GN.

Tantas vueltas alrededor de Endesa y ahora resulta que la clave está en Repsol. La parálisis judicial y la trifulca política de las Opas sobre la principal compañía eléctrica española han provocado hastío en los observatorios de los grandes bancos. Hay algo en lo que coinciden el entorno de La Caixa y los analistas: a día de hoy, todas las cartas están sobre la mesa en las Opas de E.ON y GN. Ni tan siquiera los agentes implicados pueden dar un giro a la situación. El asunto ahora depende de jueces y políticos. Los primeros lentos, los segundos imprevisibles. Ni Gas Natural ni E.ON retiran sus ofertas, entre otras cosas porque no pueden hacerlo. Dicho de otra forma, el mercado ya no tiene nada que decir, y los analistas se han cansado de escribir sobre el asunto.

Ahora bien, el batiburrillo de Endesa ha provocado la convicción general de que, en todo el sector energético -tanto en el eléctrico como en el de hidrocarburos- ha comenzado un proceso de reconversión acelerada. Algunos dicen que al final de ese proceso la docena de grandes compañías energéticas quedará reducida a la mitad y España no juega el papel de protagonista sino de víctima. Es en este marco donde el interés se concentra en Repsol YPF. Originariamente, en tiempos de Alfonso Cortina como presidente, Repsol YPF miró hacia Iberdrola, papel que luego delegaría en Gas Natural (Opa de 2003) y es que ahora es la petrolera la amenazada. Repsol es la primera compañía industrial española. Según esa condición, y siguiendo la teoría implantada por Rodrigo Rato, y seguida por los socialistas, el Gobierno protege a la primera compañía del sector y Repsol siempre ha sido la niña bonita de la Administración Pública. Ahora bien, cuando Berlín ha ordenado a Madrid que ceje en la protección política de Endesa asimismo líder en su sector- se ha abierto una nueva época. El veto político permanece en las grandes potencias europeas (Alemania, Francia y en menor medida Italia) pero la España de ZP ha bajado a segunda división. En otras palabras, Iberdrola se ha convertido en la eléctrica más apetecible de Europa no en vano es la más rentable- y la propia Repsol YPF está amenazada.

Quede bien claro que Brufau se ha negado siempre a introducir a Repsol en el juego de las Opas. Si lo hace es por obligación, no por devoción. Y, naturalmente, la fusión defensiva más lógica para Repsol al igual que para Gas Natural es Iberdrola. No olvidemos que la petrolera ocupa el octavo lugar en el mundo y que los altos precios del crudo han disparado la capitalización de las empresas que en su día recibieron el nombre de las Siete Hermanas, sin olvidar las nuevas empresas emergentes, las más poderosas de todas, que son las compañías petroleras públicas de los países productores. Ejemplo típico : la venezolana PEDEVESA. Y entre esos monstruos figuran cuatro empresas europeas a las que les encanta Repsol: la francesa Total, la británica BP, la italiana ENI y la angloholandesa SHELL.

Respecto al presunto matrimonio morganático entre una petrolera y una eléctrica, bueno eso es algo que siempre aducen petroleras y eléctricas pero nunca los analistas. Es cierto que existe una notable diferencia de capitalización entre petroleras y eléctricas a favor de las primeras, pero también lo es que ambos sectores están unidos desde hace diez años por el cordón umbilical del gas. De hecho, no conviene olvidar que si Gas Natural ha lanzado dos opas en dos años contra las principales eléctricas españolas no ha sido por ambición sino por necesidad. Una empresa gasera puede crecer hacia arriba en el negocio mayorista, pero hacia abajo sólo puede hacerlo ofreciendo electricidad a sus clientes.

Total, lo que los analistas esperan es que Repsol mueva ficha. Una fusión entre la petrolera, Gas Natural e Iberdrola conformaría un gigante europeo-iberoamericano muy respetable y difícilmente opable. Además, esa hipotética fusión contaría con una fortaleza accionarial nada desdeñable, como es la formada por una decena de cajas de ahorros, encabezadas por La Caixa, que contaría con casi el 15% del capital.

Eso sí, en La Caixa afirman que hasta que no se decante la Opa de Gas Natural sobre Endesa no se tomará decisión alguna: todas las cartas están sobre la mesa. Y lo mismo dicen en Iberdrola, con un Ignacio S. Galán que conoce a la perfección las ideas de La Caixa pero que está dispuesto a vender muy cara a Iberdrola y a su equipo directivo.

En cualquier caso los analistas insisten: no se trata de que Repsol quiera o no quiera mover ficha, se trata de que está obligado a hacerlo.