Del candidato socialista a la Generalitat, José Montilla, ha dicho que le gusta mucho y le ha espetado al candidato de CIU, Artur Mas, que en democracia es candidato quien es ciudadano, tenga el origen que tenga. La diferencia entre ambos es que para un candidato, Cataluña es sólo la tierra de sus padres, pero para Montilla es la tierra de sus hijos, es decir, de todos, viniendo de donde hayan venido. Quien ha integrado es la democracia, no CIU, no una u otra ideología.

 

Ha dicho que tiene que gobernar en Cataluña el que tenga una mayoría parlamentaria y quien sea capaz de forjar un programa compartido. Los acuerdos parlamentarios se tienen que producir en torno a programas.  Los programas han de estar por encima de lo que puede ser una coyuntura. Eso corresponde a las fuerzas políticas catalanas. No puede ser que la representación política de Cataluña sea tan criticada cuando tenemos una sociedad con tantas virtudes. No creo que esto fuera posible si tuviéramos unos partido políticos en Cataluña a los que algunos critican quizá llevados por la tentación de ver en Cataluña el talón de Aquiles, como ha hecho parte de la derecha. Qué curioso, que el proyecto de reformas estatutarias que el gobierno ha impulsado, y la capacidad de la comunidades autónomas para gestionar servicios públicos, esas reformas de los estatutos se han hecho por consenso en Andalucía, Baleares, Aragón, Valencia, salvo en Cataluña, donde el PP jugó a poner el resto de la ciudadanía de este país contra Cataluña.