Los desencuentros entre el Ministerio de Industria socialista y la Comunidad de Madrid popular no son nuevos. Telemadrid solicitó el pasado mes de febrero la emisión en analógico de La Otra (el segundo canal de la televisión pública madrileña) para que los madrileños pudieran disfrutar de una producción que ya se hace con un coste para el erario de 300 millones de las antiguas pesetas.

Industria denegó el permiso. Posteriormente, Telemadrid vuelve a solicitar el cambio. A los pocos días se produce una modificación legislativa que dificulta el paso a analógico, aunque la petición de Telemadrid estaba formulada bajo la anterior legislación. En paralelo, Telemadrid se preparaba técnicamente para emitir La Otra en abierto a finales de agosto. Para ello había firmado un acuerdo con Retevisión, que actuaría como carrier.

Y lo que ha hecho Industria es comunicar a Retevisión que La Otra no goza de las oportunas licencias. El carrier ha optado por suspender la emisión, aunque desde Telemadrid critican tanto los modos de Industria como el incumplimiento de contrato de una Retevisión que en el momento de la firma del contrato de servicio conocía las contingencias existentes.

Así las cosas, lo que ahora toca es un largo recorrido de recursos que probablemente se ganen, pero que retrasarán las emisiones del segundo canal de Telemadrid algunos años. Y mientras tanto, La Otra sigue produciendo y los madrileños la siguen pagando...