Jacques Chirac es el presidente de Francia y el mejor vendedor de productos franceses. El consorcio Airbus, tanto el civil como el militar, tiene su eje en Francia, y la ciudad de Toulouse constituye hoy la sede de la fabricación de aviones y satélites más importante del mundo. Consorcio europeo, sí, pero alrededor de Francia.

Chirac ha llamado a Tony Blair, a Gerard Schröder y a Rodríguez Zapatero para venderles el nuevo Airbus-380, el mayor avión civil de la historia y conocido por el Titanic de los aires, con capacidad para transportar a 555 personas, frente a las 350 de los Airbus-340. Naturalmente, no se trata de inaugurar nada, sino de comprometer a los tres Gobiernos hermanados para que coloquen el modelo 380 en sus aerolíneas de bandera, total o parcialmente privadas.

Por si las moscas, la compañía Iberia ya ha advertido que no quiere ni un solo Airbus-380, y que prefiere ofrecer frecuencia en los vuelos a capacidad en los aparatos. Según Iberia, el avión es demasiado grande, sólo apto para líneas de largo recorrido y mucha densidad, pongamos determinadas comunicaciones entre Europa y Asia y poco más.

Pero Zapatero siempre dice sí, especialmente cuando se trata de una petición francesa. Por eso, Iberia se ha anticipado al no. Ahora el asunto estriba en saber cuál será la actitud de Air France, Lufthansa o British Airways.