Las familias tienen que dedicar el 27% de sus ingresos a adquirir una vivienda por lo que muchas de ellas no se atreven a comprar piso

 

Mientras tanto, los bancos se resisten a vender las casas embargadas. The Economist cifra la sobrevaloración del precio de la vivienda en España en un 47,6%.

Actualmente, las familias tienen que dedicar el 27% de sus ingresos brutos anuales para adquirir una vivienda. Si lo comparamos con los datos de hace unos años esta cifra ha descendido bastante, un 3% menos que el año pasado, y el regreso a niveles de 2004, o un 15% menos en comparación con 2008, cuando se dedicaba el 42,6%. Eso sí, si se deja de tener en cuenta los beneficios fiscales, supone un 33,2%, es decir, seis años completos de sueldo de un español medio. Ante este panorama, muchos españoles se decantan por el alquiler de pisos, lo que a la larga puede ser un problema ya que en momentos de dificultades no dispondrá de ninguna propiedad.

Sin embargo, en esta situación, si los tipos hipotecarios vuelven a la situación normal del 4-5% (actualmente están en el 1,5%), el impacto podría ser grande, ya que en los últimos años al menos habían ascendido los tipos de interés. Pero todo parece indicar que el alza en los mismos está asegurado. Los bancos están empezando a eliminar los chollos hipotecarios, por lo que las agresivas ofertas para atraer clientes han pasado a mejor vida. Todo se debe a que ante el temor de las familias, la demanda ha sido menor de la esperada pese a las ofertas y que al pese al aumento del IVA o la nueva ley de desgravación fiscal, la gente ha preferido esperar.

Así pues, suben los tipos hipotecarios, pero además todo parece indicar que el Euribor, con leves subidas en los últimos meses seguirá por los mismos derroteros, de manera que se encarecen las cuotas de los hipotecados.

Y con este panorama, se ha conocido estos días que la revista The Economist ha cifrado en el 47,6% la sobrevaloración del precio de la vivienda en España. Este dato queda lejos del 17% del que hablaba un informe de Bruselas. Y ante este baile de cifras, las cuentas no les salen a los bancos, que se resisten a vender las casas que tienen embargadas y con las que podrían conseguir cierta liquidez; pero para favorecerlo, deberían bajar el precio de la vivienda, y no parece que estén muy por la labor.

Andrés Velázquez

andres@hispanidad.com