El pulso entre Mercader y Simón acelera la más que probable disolución del grupo. Adeslas puede acabar en manos de Méderic y se volverá a intentar la enajenación de Applus. El debate de mayor profundidad actualmente en La Caixa hace alusión, precisamente, a la totalidad del grupo industrial

Lo más curioso es que el grupo Aguas de Barcelona (Agbar) puede venderse cuando ofrece espléndidos beneficios. Sin embargo, la falta de rumbo por la que atraviesa tras la marcha de Fornesa a la presidencia de La Caixa va reduciendo todas las opciones posibles. Lo que se estaba convirtiendo en un poderoso grupo de servicios está llamado a acabar troceado en manos de diferentes operadores extranjeros.

Recientemente, hemos relatado en Hispanidad la salida de Sergio Pastor y la paralización de la venta de Applus a los ingleses. Todo ello como producto de una nueva bronca interna. Por un lado, el presidente Jordi Mercader quiere dejar bien claro que es él quién manda en Agbar y que no trabaja bajo las órdenes de Fornesa. Pero, sobre todo, no está dispuesto a que el director general, Ángel Simón, le convierta en un presidente honorífico. Una cosa es que ambos figuren como afines al PSC (los socialistas catalanes) y otra cosa es otra cosa. Al final, como hemos explicado, se buscó como cabeza de turco al responsable directo de Applus, Sergio Pastor. Pero no sólo eso, el gran proyecto sanitario de Adeslas, que hasta hace un año formaba parte del centro neurálgico del negocio de Agbar también está en práctica liquidación. Lo que con Fornesa iba a ser el eje de la sanidad privada concertada en España ha permitido la entrada de la multinacional francesa Medéric, dedicada a la previsión social y las pensiones. Y el final del proceso llegará cuando, salvo error o golpe de timón, la propia Agbar sea transferida al grupo francés Suez, multinacional de agua y energía, todo a un tiempo, y en breve, tras la fusión con Gaz de France, uno de los gigantes del gas en toda Europa. No olvidemos que Suez es el socio -ojo, mayoritario- que controla Agbar repartiéndose la gestión con La Caixa. Pero todo este desmantelamiento de Agbar se engloba dentro de un debate de mayor alcance, el más importante que ahora mismo tiene lugar en La Caixa. El que fuera el primer grupo industrial de España, en parte porque lleva un año enredado en la Opa de Gas Natural con Endesa, empieza a ser motivo de controversia interna. Por ejemplo, el propio director general, Isidro Fainé no es ya el entusiasta partidario de las participaciones industriales. Por el contrario, el presidente Fornesa es partidario de reestructurar el grupo mientras que Antonio Brufau está centrado en Repsol y Gas Natural.

Recordemos que estamos hablando de un grupo que además de las citadas empresas participa en otros gigantes como Telefónica o Abertis. Y, en cualquier caso, hablamos de la entidad financiera con mayor querencia histórica hacia la industria.