Lo único en que Rajoy ha dejado la mano abierta para el consenso es en la reforma constitucional que anula la predilección de los varones frente a las mujeres para acceder al Trono de España. En definitiva, para que el hijo de don Felipe y doña Letizia, independientemente de su sexo, reine en España.

 

Pero hasta en eso hay trampa. Rajoy sabe perfectamente que si la reforma se quiere hacer con la suficiente celeridad, con la celeridad que exige el pueblo, habrá que convocar elecciones antes de lo previsto. Desde luego, Zapatero no está por la labor.