El Consejo de Críticos de Artes Visuales se rebela contra el nombramiento de María García Yelo como subdirectora del Museo de arte moderno Reina Sofía. A pesar de que Prisa optó por Sacyr frente a Francisco González durante la reciente batalla, el BBVA continúa financiando a Calvo Serraller. La política de la ministra de Cultura, Carmen Calvo, consiste subvencionar al sector cinematográfico o artístico que posibilitó la llegada de Zapatero a La Moncloa, así como marginar a todo tipo de crítica artística que no proceda del Grupo Prisa.

La cosa empezó a preocupar seriamente en la primavera de 2004, cuando la mayor parte de los críticos de arte españoles cayó en la cuenta de que la participación de artistas españoles en certámenes internacionales era simplemente mínima. Fue entonces cuando se reunieron alrededor de Rosina Gómez Baeza, directora de ARCO, y donde empezó a funcionar el Instituto de las Artes. Un organismo que la nueva ministra socialista de Cultura, Carmen Calvo, intentó controlar nada más llegar al cargo, a costa de colocar al frente a Pepe Jiménez. Precisamente, al filosocialista Jiménez, director del Instituto Cervantes en París... y famoso por dedicar loables esfuerzos a fomentar en el país vecino a... artistas franceses. 

En paralelo al Instituto, los críticos de arte crean el Consejo de Críticos de Artes Visuales. Naturalmente, dicho Consejo agrupa a todos los críticos españoles... con la excepción de los hombres de Prisa, capitaneados por Francisco Calvo Serraller, el verdadero ministro de Cultura en la sombra, el hombre de El País. Conclusión: los mejores críticos se han ido marchando del Instituto y se encuentran cada vez más enfrentados a la ministra Carmen Calvo y a don Francisco Calvo.

Fue éste quien colocó a una desconocida, Ana Martínez de Aguilar, al frente del centro de arte moderno más importante de España: el Museo Reina Sofía. Aguilar es discípula de Calvo Serraller, quien le dirigió la tesis. Ahora, los socialistas han dado un paso más: cese de Kevin Power como subdirector y su sustitución por María García Yelo, mano derecha de Martínez Aguilar y mano derecha, a su vez, de Calvo Serraller. En el comunicado se explica todo con meridiana claridad. Por cierto, la idea de Calvo Serraller consiste en que el Museo del Prado y el Centro Reina Sofía deben fusionarse en uno solo, bajo la dirección de... Francisco Calvo Serraller.

Así, los críticos han emitido un durísimo comunicado contra la política artística y museística de la ministra de Cultura, una política que, tanto en arte como en cine, se concreta en el apoyo a la masa de artistas y hombres del espectáculo que prepararon la llegada de Zapatero a La Moncloa, especialmente con su oposición a la guerra de Iraq. Tras el salto al Teatro Real, donde también jugó un papel la vengativa ministra de Sanidad, Elena Salgado, se trata de controlar los grandes centros, especialmente los subvencionados, de todas las bellas artes, especialmente la más popular, el cine, pero también la música, el teatro y la pintura. Todos ellos deben estar en manos socialistas.

Al mismo tiempo, en paralelo, la producción audiovisual, mayoritariamente privada, está en manos de Polanco, así como de un grupo de productoras de televisión afines al PSOE, como Globomedia y Mediapro. En el imperio Prisa consideran que tras el triunfo de Mar adentro en Hollywood, producción de Polanco, la empresa ya está en condiciones de convertirse en la primera major del mundo de origen hispano.

Esta alianza PSOE-Prisa, que cuenta con el erario público y con el músculo financiero del Imperio Polanco, tenía como asignatura pendiente el mundo artístico... pero cada vez menos. Como se afirma en el sector, en el Ministerio de Cultura manda Prisa, y el verdadero ministro es Calvo Serraller.

Por lo demás, a esta entente PSOE-Prisa hay que añadirle los patrocinios que ambas esferas, la pública y la privada, obtienen de las grandes corporaciones, una especie de impuesto revolucionario que nadie se atreve a no pagar. El Partido Popular, por ejemplo, continúa financiando al Círculo de Bellas Artes, uno de los nichos de Prisa. Además, Prisa siempre cuenta con la generosidad de Telefónica, su socio en el monopolio de la televisión de pago. Por último, Calvo Serraller, ministro de Cultura en la sombra, cuenta con el apoyo incondicional del BBVA, que patrocina sus iniciativas con encomiable generosidad. Sí, durante la reciente batalla entre Prisa y la constructora Sacyr, El País se inclinó por la segunda, o más bien en contra del primero. Pero eso no tiene nada que ver: en España, todo poder económico que se precie está obligado a ser mecenas de Polanco.