Lo cuenta PrNoticias y lo cuenta muy bien. A3 TV protesta contra la decisión de la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) que ha permitido, no sólo que se fusionen Tele 5 (Berlusconi) y Cuatro (PRISA) -extraños compañeros de cama, a fe mía-, sino que PRISA y Berlusconi controlen también la plataforma de TV por satélite Digital . Veamos lo que esto significa.

Considera A-3 TV que se atenta contra la libre competencia cuando un grupo, el de Berlusconi y Cebrián, (perdón Liberty) puede comprar contenido y derechos tanto en TV en abierto como en TV en cerrado. Es evidente que toda productora querrá venderle sus derechos a quien pague más alto y controle más audiencia, tanto en abierto como en cerrado. Porque la resultante Tele 5-Cuatro-Digital supone el 80% de la televisión de pago en España, el 25% de la TV en abierto y derechos de retrasmisión deportiva claves (lo que no tiene Mediapro, para entendernos).

Y hace bien A-3 TV en quejarse. El otro gran miembro del oligopolio ve cómo su posición queda en entredicho y, sobre todo, su cuenta de resultados. No les asusta el monopolio a Planeta ni a Jaume Roures. Y el porqué de tan gallarda actitud es bello e instructivo: no le asusta porque ellos no buscan el monopolio, sino el oligopolio, que es como comparar la monarquía absoluta con la aristocracia feudal: entre dos malos menores me quedo con el primero. Es decir, que A-3 TV tiene razón en su protesta pero debería ser el último en protestar.

En cualquier caso, ¿qué ha recurrido para que hace 10 días Competencia pusiera el grito en el Cielo y ahora acceda a todas las peticiones de Mediaset y PRISA? Divertir instruyendo, es nuestro lema. Pues muy simple: Rasputín Rubalcaba (si le das la espalda, te la clava) ha conseguido su primera gran victoria: unir al conservaduro don Silvio con el paradigma de la progresía, Janli Cebrián. Rasputín quiere una televisión adicta (o sea todos los canales) alineados con el PSOE para las próximas elecciones generales, ya sea él el candidato socialista o Zapatero. Y, por pura casualidad, naturalmente, la CNC de Luis Berenguer ha hecho lo que su amigo y superior Rubalcaba deseaba. Pero no es una orden, naturalmente, pues estamos hablando de un organismo independiente: es pura coincidencia de anhelos y deseos.

Es sabido que el primer ministro italiano, uno de nuestros peores ciudadanos, es un derechoso que pactó su entrada en España con el izquierdoso PSOE. Sus chicos, por ejemplo, Paolo Vasile, controlan la empresa y ganan el dinero haciendo telemierda, un grado más que telebasura, que es la practica habitual en Belén 5. Sin embargo, los informativos son absolutamente gubernamentales (no, su gubernamentalidad no implica telemierda sino lavado de cerebro colectivo a favor del PSOE). De hecho, si reparan ustedes en el listado de directores e informativos de Tele 5, con el PSOE y con el PP, descubrirán que todos ellos portan la filiación socialista en la boca. Porque Berlusconi tiene la ideología allí donde ustedes están pensando: no, en Villacerdosa no, la tiene en la cuenta de resultados.

No hay de qué extrañarse: ¿acaso no fueron los italianos los que inventaron el compromiso histórico -léase histérico- entre la Democracia Cristiana y el PCI -léase Pichí-. Pues eso: Tele 5 es hoy, y lleva siendo desde tiempo atrás- el canal más socialista de todos, TV pública incluida. 

A Rasputín sólo le interesa la tele. La prensa e Internet son medios que tienen influencia, pero no poder. Internet porque, afortunadamente, se compone de muchísimas voces pequeñas (por eso es un paraíso de libertad, para el bien y para el mal) y la prensa está agonizante: nadie la lee. La TV es tan vulgar que no influye nada, pero tiene un pero inigualable. Con la prensa e Internet se cambia la sociedad, con la TV se cambian los gobiernos. Y a Rasputín la sociedad le importa un comino.

Influencia y poder: poder es la capacidad de hacer daño -definición orwelliana- o de lavar el cerebro a un público mayoritario que no es tonto, pero que no tiene información para criticar lo que le echan encima por la monigotera.

Con la fusión de Tele 5 y Cuatro, con Digital a cuestas, se trata de lograr el pensamiento único, que no es pensamiento pero sí es único. Y no se preocupen, en cuanto La Sexta solucione sus pequeños problemillas económicos, A-3 TV dejará de protestar. Más que de pensamiento único habrá que empezar a hablar de partido único. Y el debate volverá a estar donde está ahora mismo sólo que oculto por velos de pluralismo: no entre la izquierda y la derecha sino entre los que creen en algo y los que no creen en nada, esto es, entre cristianos cristófobos. Pero para entonces, Rasputín cree poder gozar de un sano oligopolio televisivo que le permita gobernar cuatro años más.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com