• Al final, lo que consigue es un efecto contable.
  • Si no hay contratiempos, puede ganar un 2,5%.
  • Pero eso sí, FG presentará una cuenta de resultados mucho más risueña. Como estaban provisionados…
  • Y el presidente de la AEB lo entiende así: "Resulta contradictorio que estemos haciendo bancos ultraseguros, a costa de desplazar riesgos a partes del sistema financiero que ni vemos ni controlamos".

A ver si nos entendemos. Cuando un banco vende créditos fallidos a un fondo -banca en la sombra- está renunciando a parte de su trabajo: una es dar créditos y otra, cobrarlos. En realidad, las entidades han renunciado a otra labor: la de analizar los riesgos. Para ser exactos, no ha renunciado a ella, pero sí la ha informatizado tanto que ya no es lo que era.

Hace años, los directores de oficina se pasaban horas y horas visitando a los posibles clientes para ver, in situ, si concederles un crédito era una buena idea. En definitiva, miraban a ver si eran "clientes de todo reposo", como los calificaba un antiguo empleado de banca. En definitiva, el director de la sucursal decidía si se concedía el préstamo o no. Asumía la responsabilidad.

La cosa ha cambiado. Ahora, el empleado bancario introduce los datos del préstamo en el sistema informático y es éste el que, en menos de 24 horas, le dice si se concede el crédito o no. El director de la sucursal, en este caso, no es el responsable de que finalmente sea un préstamo fallido, al menos, no es el único responsable. Si hay muchos fallidos, lo que habrá que revisar es el sistema informático.

Pero volvamos al hecho que nos ocupa: la venta de fallidos a fondos, una práctica cada vez más extendida. Es lo que ha hecho el BBVA. Ha vendido una cartera de créditos al consumo fallidos por valor de 1.700 millones de euros al fondo del Deutsche Bank, según ha publicado este fin de semana Expansión, edición en papel. El descuento ha sido muy elevado, del 97,5%. Es la mayor operación de este tipo realizada en Europa. Al final, el Deutsche se ha impuesto a Perry Capital, Aigon Capital y al fondo controlado por JB Capital (Javier Botín), Savia Asset Management.

Con esta operación, BBVA no sólo renuncia al recobro de los créditos -entraron en mora hace más de ocho años- sino que encima presume de plusvalías. En realidad, lo que consigue es un efecto contable. Como estos créditos estaban provisionados al 100%, en el momento en el que los vende, la entidad aflora esas provisiones que permitirán presentar una cuenta de resultados más risueña.

En cualquier caso, si todo sigue su curso normal, el banco que preside Francisco González (en la imagen) podría ganar un 2,5%. Si no hay contratiempos, porque, como ocurre también con las inmobiliarias de los bancos, lo que compra el fondo es el personal, el equipo de recobros, no los activos, que permanecen en el balance de la entidad. Los fondos no arriesgan tanto. Es más, no arriesgan nada. Es la banca en la sombra.

Banca en la sombra que el presidente de la AEB, José María Roldán, entiende así: "Resulta contradictorio que estemos haciendo bancos ultraseguros, a costa de desplazar riesgos a partes del sistema financiero que ni vemos ni controlamos. Esta es una receta para el desastre financiero, que veremos más pronto que tarde", ha señalado este lunes durante un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Forum.

Dicho de otra manera: no sólo hay que regular la banca en la sombra, sino que es necesario que las propias entidades no desplacen sus riesgos a esta parte del sistema financiero. O sea, que los bancos no renuncien a ser bancos. Si renuncian, el desastre financiero llegará pronto.

Pablo Ferrer

pablo@hispanidad.com