Comparar a España con Grecia es como comparar al Real Madrid con el Alcoyano, dijo don Emilio Botín. Pues a lo mejor no tanto. A lo mejor es compararlo con el Alcorcón, o comparar a Ronaldo con Leo Messi, el héroe de la Champions (aprende Florentino).

Grecia, abandonada por el resto de países que componen los llamados Estados Unidos de Europa, está emitiendo deuda por encima del 7%, además de afrontar un plan draconiano de ajuste fiscal. Y nadie quiere su papel, hasta el punto de que la señora Merkel está poniendo al Gobierno de Atenas al borde de la quiebra.

Pues bien, deseo recordarles que el déficit griego está por encima del 12, pero la España de Zapatero está por encima del 11. Grecia tiene casi doble de deuda pública que España pero España tiene casi el doble de deuda privada que Grecia.

Precisamente, ha sido don Emilio Botín quien ha encendido todas las alarmas al ofrecer depósitos remunerados al 4%. O sea, don Emilio, ¿que vende usted hipotecas al 3 y paga depósitos al 4? ¡Menudo negocio! Y le han seguido casi todos los demás bancos y cajas, claro está.

En resumen, el mercado, e incluso yo mismo, que soy poco mercado, sospecha que don Emilio está acaparando liquidez interna, aunque sea pagándola a precio de plata, por si acaso mañana nos quedamos sin liquidez externa o tenemos que pagarla a precio de oro, de oro negro.

No es por alarmar, pero la crisis financiera, que comenzará en nueva York en 2007, está a punto de llegar a España. Y vista la solidaridad intraeuropa -¿para qué ha servido la creación del Banco Central Europeo?- los alemanes seguirán vendiéndonos sus productos pero dejarán de comprarnos nuestros bonos, letras, pagarés, cédulas o preferentes.

Los anglosajones cayeron por su rapiña especulativa, los españoles caeremos por nuestra proclividad, no a gastar mucho, sino a endeudarnos por encima de nuestras posibilidades. El problema de los endeudados, de los apalancados, es que la deuda financiera a corto no existe y, por tanto, nuestras deudas las pagarán nuestros hijos, siempre que tengan empleo.

Ya sé que todo esto a Zapatero no le preocupa mucho porque su horizonte vital termina en las elecciones de 2012, pero a alguien debiera preocuparle. Ahora que lo pienso, no se me ocurre a quién.

Pero, lo que está claro, es que no necesitamos un ZP que nos venda solicitud por los necesitados a costa de convertirnos a todos en necesitados y a nuestros hijos en deudores, sino a alguien que nos ofrezca sangre, sudor y lágrimas hoy, sí, pero para mejorar mañana. Sacrifico presente para esperanza futura. Y no estoy hablando de Mariano Rajoy, un don Tancredo centro-reformista, frívolo y comodón, experto en eludir problemas en lugar de afrontarlos.

Pero, en cualquier caso, estamos siendo muy injustos con nuestros hijos. En el presente, les sometemos a temporalidad en el trabajo y sueldos de subsistencia, de los que no dan para montar un hogar o comprar un piso sin endeudarse hasta la vejez. Y encima, les estamos preparando una bonita herencia de deudas. La mía, más que una generación parece una degeneración.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com