No es que sea negro, es que es progre

El grito de guerra de los famosos es No votes, da igual, un aforismo simple y profundo a un tiempo... y terriblemente peligroso.

A los políticos profesionales este es un crecimiento desmesurado de la abstención porque para un Obama o un McCain, las elecciones constituyen ese desgraciado y molesto pero ineludible trámite para alcanzar el poder. Cuanta menos gente haya que convencer de las bondades de su programa y su persona mejor que mejor. De hecho, lo mejor sería que el pueblo no se preocupe demasiado por lo que hacen sus gobiernos. Ya se encarga la clase política.

Mientras tanto, en tramos en la recta final. Todo el Nuevo Orden está con Obama, los multimedia se han volcado con un hombre que identifican como suyo, fiel gregario del Nuevo Orden mundial (NOM) y blindado contra los ataques más duros -ha sido más dura la campaña de las primarias demócratas que las presidenciales- por el color de su piel. Este tipo de coartadas le encantan al poder. Y no, no es verdad que el poder esté con los republicanos: el poder está con Obama, especialmente los dos poderes más importantes. El dinero y la prensa.

Pero, ojo, no conviene equivocarse: Obama no es el hombre del NOM porque sea negro, sino porque es progre. De hecho casi todas las estructuras que han ido creando el NOM, es decir, el discurso cultural imperante, como la Trilateral o ahora el Club Bilderberg, se caracterizan por ser muy clasistas. No hay más que recordar los propios Estatutos de la Trilateral: advierten contra los excesos de la Democracia, porque eso de proporcionar el mismo derecho de voto al instruido que el analfabeto no está bien visto. Al analfabeto, lo único que hay que proporcionarle son anticonceptivos.

No, Barack Obama es su hombre porque es progre. Su raza sólo representa la coartada mediante la cual, la progresía sigue manteniendo que es progresista, y presume de llevar a un negro a la Casa Blanca. Si Obama, por ejemplo, se pusiera a defender mañana la vida, del no nacido todos los medios informativos que ahora le jalean se revolverían rabiosos contra él. Lo propio de la progresía es el homicidio y la tristeza.

Algo así le ha ocurrido a McCain, quien debió recordar su paso por Vietnam cuando se encerró con una serie de señoras, de esas que acuden a los programas de TV, y se le ocurrió defender la vida más indefensa: casi tiene que salir protegido por la Guardia Nacional.

Fíjense si el Sistema estará volcado con Obama que Madonna ha prohibido acudir a sus conciertos a Sarah Palin. La verdad es que no se pierde mucho. Para mí que la definición mejor para la cantante no la aportan quienes le tildan de escandalosa, ramera, blasfema o ambiciosa. Para mí, la mejor definición se debe a la radical italiana María Antonia Macchiochi, que simplemente dijo: Es una pobre chica americana estúpida.

En definitiva, por el momento, todo indica que Obama y Biden se van a imponer. Y esto es grave, porque el progresismo, el relativismo, el NOM, habrán contestado el país que más se le ha resistido a ello. Nada cambiará en las partes, en la economía, en la política exterior, ni tan siquiera en la asistencia sanitaria o en la educación en Estados Unidos: cambiará la moral, es decir, cambiará todo.

Un Estados Unidos con Obama se parecerá más a la actual Europa, donde todo es poco más que algo menos, donde el único valor es la presunta -no real- tolerancia. ¿Por qué no ser tolerante si nada importa nada? Es decir, Estados Unidos sufre un acceso de progresismo. Esperemos que no degenere en gripe letal.

Eulogio López

eulogio@hispanidad.com