Pedro Sanchez, con Pedro José Ramírez como anfitrión, utilizó un ámbito de política energética -muy lógico- para plantear su nueva restauración, esta vez poco borbónica.

Otra vez bajo la sombra de la desideologización tanto de Sánchez como de Feijóo. Lo de alejarse de las ideologías en principio suena bien, pero vayan con cuidado: suele acabar en un alejamiento de cualquier tipo de idea o convicción y, sobre todo, de cualquier principio moral, o sencillamente de cualquier mandamiento ético. Y tanto Sánchez como Feijóo, dos progresistas, son muy afines a esa desideologización que, encima, les hace pasar por estadistas modernos, realistas, fiables.

Es decir, a ambos les conviene 'reinstaurar la Restauración' de Antonio Cánovas del Castillo y don Práxedes Mateo Sagasta. Lo malo es que no será una restauración borbónica, conforme a los principios cristianos de la sociedad española de finales del siglo XIX, cuando España era católica y anticatólica, pero no agnóstico-majadera como lo es la España de hoy.

Ni la Europa progre ni la ultraderecha: una Europa cristiana. O eso, o no habrá Europa... ni España

No, lo de Sánchez y Feijóo, será una restauración regida por los contravalores del siglo XXI, que son los de la ideología de género y la consiguiente cristianofobia, cuando no cristofobia, propiamente dicha.

En definitiva, que Feijóo es un convencido de que no tiene que pactar con Vox sino con el PSOE y Sánchez es un convencido de que Podemos le ha servido para llegar y para mantenerse en el poder pero ahora los morados, con su ristra de majaderías, suponen una rémora insufrible.

Dicho de otra forma, con Sánchez y Feijóo se alían aquellos que no creen en nada contra los que sí creen en algo, llámense Podemos o Vox. En nombre de la democracia, naturalmente.

Sánchez lo explicaba muy claro en la mañana del lunes 4: o democracia o ultraderecha. Y lo decía él -rostro pétreo- que está aliado con la ultraizquierda, con el lazo de sangre de un gobierno de coalición. Quien se extrañe de esto es que no ha entendido la caradura del actual presidente del Gobierno, que sólo tiene un principio: mantenerse en Moncloa el mayor tiempo posible. Por eso habla tanto de valores.

Por su parte, Alberto Núñez Feijóo representa a esa derecha progre que ha abjurado de sus principios cristianos y que anda un poco despistada. Alberto Núñez Feijóo, como Mariano Rajoy Brey, es un centro-reformista, un hombre que confunde el gobierno con el gestierno. Lo de siempre: si gobernar consiste en gestionar el dinero público, lo que hay que hacer es nombrar presidente del Gobierno al mejor gestor del IBEX, pongamos a un Pablo Isla o a un Sánchez Galán. Pero es que gobernar no sólo es gestionar.

Y todo ello, tocando la lira: la crisis económica, otra vez energética, ya está aquí, en forma de inflación y de deuda. Pero el Gobierno asegura que todo va de dulce

En resumen: Feijóo y Sánchez ya preparan su acuerdo Cánovas-Sagasta, la nueva restauración de la ideología de género: ¡Que Dios nos pille confesados! Progres de izquierda y progres de derecha. los cristianos no tenemos cabida ahí.

Sánchez lo explicaba así bajo la atenta mirada de don Pedro J., un prohombre de la patria: o la Europa progre o la ultraderecha. Pues mire usted, señor presidente: va a ser que no. Europa, y España, tienen que responder a sus esencias cristianas. Y esto tanto la una como la otra: Europa y España serán cristianas o no serán. Observen que ni el PSOE ni el PP, ni Moncloa, han felicitado a Víctor Orban por su aplastante victoria electoral. Al parecer, no sólo Orban es un fascista sino la mayoría de los 10 millones de húngaros.

Y todo ello, atención, tocando la lira: la crisis económica, otra vez energética, ya está aquí, en forma de inflación y de deuda. De vergüenza fue contemplar, en la reunión del Eurogrupo, al desastre Nadia Calviño, embozada en una mascarilla mientras sus socios hablaban, como gente sensata, a cara descubierta, explicar que hay que relajar las exigencias europeas de deuda y déficit. Señora, lo que hay que relajar es su derroche y su propensión para votos cautivos con deuda que pagarán nuestros hijos.

Feijóo, nuestro progre de derechas, debería tener cuidado, porque la propaganda monclovita no tiene límites y entonces es cuando el desastre del Gobierno Sanchez se convierte en una rosaleda de virtudes.

¡Ah!, y como te atrevas a denunciar su chapuza... entonces eres un fascista de tomo y lomo.

¿Y a Alberto Núñez le puede gustar pactar con esto? ¡Claro que sí! Él también es un progresista. Si le sirve para la alternancia en Moncloa será su forma de llegar a La Moncloa. El resto no importa.